Curar la enfermedad
¿Tan difícil es que un cuerpo enfermo recupere el fino ajuste natural del ciclo de la insulina?; es decir, ¿curar la enfermedad?Terapia génica, trasplantes, células modificadas, órganos artificiales. No es que se no se estén probando contra la diabetes todas las estrategias terapéuticas más modernas. Pero si estos enfoques resultan tan críticos con en cualquier otra disfunción humana, a la diabetes se añade la pega de su extensa incidencia: ¿dónde hay tejidos sanos trasplantables para millones de personas? ¿Cómo abordar en los cromosomas una enfermedad en la que puede estar implicada una treintena de genes?
"Los trasplantes de tejidos de los islotes de Langerhans son muy problemáticos", explicó en el congreso de Copenhage Jorn Nerup, director médico del Steno Diabetes Center (Dinamarca) y catedrático de la Universidad de Copenhague. "Se han hecho experimentos, pero el problema es que incluso entre gemelos idénticos el organismo del receptor destruye durante entre seis y doce semanas todas las células beta trasplantadas", argumentó. Para solucionar esto se está intentando encapsular las células trasplantadas, dentro del organismo, con un material inerte de manera que no puedan ser atacadas por el sistema inmunológico pero que liberen insulina.
¿Y construir células transgénicas extrayendo del organismo células de la sangre, introducir en ellas el gen de la insulina y meterlas de nuevo en el cuerpo del diabético para que produzcan dentro la hormona? También se ha ensayado, en animales; el problema es que las células no paran de producir la, hormona y el animal muere. Tal vez una solución estaría en asociar al gen un promotor que pueda inducirse con otro agente. Los páncreas artificiales, por ahora, son enormes aparatos de uso hospitalario y absolutamente experimentales.
