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España cambió su voto sobre las 'vacas locas' confiada en obtener varias contrapartidas

Una combinación de factores, que abarcan desde la bisoñez política hasta el convencimiento de que sería más rentable obtener contrapartidas del Reino Unido, explican el inesperado cambio del voto de la delegación española en la crisis de las vacas locas. La ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, se alineó sorprendentemente el lunes con la Comisión Europea y los países de la Unión Europea (UE) partidarios de suavizar el embargo que sufre el bovino británico sin que su decisión cambie la relación de fuerzas a favor de Londres.

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De Palacio quiso entrar pisando fuerte. Protestó vehementemente ante su colega de Francia, Philippe Vasseur, por la destrucción por agricultores franceses de fresas y patatas españolas -le regaló después ante las cámaras de televisión una cajita de fresas- y también se enfrentó con su homólogo británico, Douglas Hogg, poniéndose a la cabeza de los Estados miembros opuestos a flexibilizar el embargo que padece la carne de bovino de ese país.Tras un mes de firmeza de cara a la opinión pública "ha llegado la hora de rebajar humos", comenta un diplomático. En el Gobierno español se cree ahora que se sacará más partido de una actitud menos beligerante en temas que, como las vacas locas, no son de vital importancia para España.

Sacar más provecho significa, por ejemplo, intentar recabar el apoyo británico para tratar de evitar, en el Consejo de Ministros de Pesca del 10 de junio, España se vea obligada a aceptar la cuota diminuta de gallineta que le ofrece pescar, la Comisión Europea, en aguas del Atlántico Norte.

La modificación de la postura española difícilmente podía haberse producido después de la visita que harán a Madrid mañana Douglas Hogg y el secretario del Foreign Office, Malcolm Rifkind, porque hubiese sido interpretado como doblegarse ante las presiones británicas. Ambos ministros serán recibidos por el presidente José María Aznar y, por la noche, Rifkind cenará con su colega español, Abel Matutes, para hablar, entre otros temas, de Gibraltar.

Apoyos y críticas

Desde el Gobierno surgieron ayer voces en apoyo a la ministra. De "coherente y seria" calificó, por ejemplo, el secretario de Estado de Política Exterior, Ramón de Miguel, la rectificación de su voto, que achacó a la presentación por Hogg de un plan convincente de erradicación de la encefalopatía espongiforme bovina. La Coordinadora de Agricultores y Ganaderos acusó, en cambio, a la ministra de ceder a los "chantajes políticos" de Londres.El cambio de actitud de España en la crisis de las vacas locas ha provocado sorpresa, indignación, hilaridad y también muchas medias sonrisas en el seno de la UE. La brusquedad de la rectificación es lo que más ha llamado la atención. En general, se achaca a la inexperiencia de De Palacio.

El modificación del voto de España no sirvió para nada: la propuesta de suavización del embargo de las gelatinas, sebos y esperma del bovino británico deberá ser decidida por la Comisión ya que la mayoría (9 síes contra 6 noes) dejó practicamente las cosas como se habían quedado en la votación anterior en el Comité Veterinario Permanente: 8 síes y 7 noes.

El representante permanente de España ante la UE, Javier Elorza, se enteró de la decisión de la ministra después de que ella lo anunciara en rueda de prensa. De Palacio ni siquiera tuvo la prudencia de comunicárselo de forma confidencial y se lo espetó en presencia de varios periodistas españoles: "Oye, quiero que sepas que hemos decidido cambiar el voto y apoyaremos la suavización del embargo", le dijo.

Entre los funcionarios de la Representación española se reconocía ayer de forma velada, y anónima, que el voto español a favor del Reino Unido estaba decidido de antemano.

Lo que más ha llamado la atención en Luxemburgo es la rapidez con que De Palacio anunció el cambio: apenas unas horas después de recibir el plan de erradicación británico. "Ya habíamos recibido un avance hace una semana", se justificó ayer en los pasillos la ministra. Evitó, sin embargo, a toda costa responder a los periodistas en una rueda de prensa formal alegando que no tenía ni tiempo ni nada nuevo que decir. No se apartó un ápice del argumento de la víspera: "El Reino Unido ha presentado un plan de erradicación y esa era la condición que habíamos puesto para apoyar la suavización del ernbargo".

La celeridad con que la ministra y sus asesores examinaron y aprobaron el nuevo plan británico contrastó con la prudencia demostrada semanas atrás por los técnicos españoles que reclamaban un plazo de dos o tres días para evaluar un documento de ese tenor. El comisario de Agricultura, Franz Fischler, coincidió en ese criterio: "Es poco serio pronunciarse antes de evaluarlo".

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