Casi resuelto el histórico fraude de Piltdown
El autor del fraude científico más famoso del siglo parece haber sido finalmente desenmascarado, gracias al meticuloso trabajo realizado por dos investigadores británicos que han revelado sus resultados en la revista Nature (23 de mayo de 1996). Se trató de Martin A. C. Hinton, conservador del departamento de Zoología del Museo de Historia Natural de Londres entre los años 1912 y 1945, fallecido tras conocerse el fraude en 1953.En 1912, el descubrimiento de supuestos huesos de humanos y animales de la antiguedad en una vieja gravera de Piltdown -una aldea de Sussex, en el sur de Inglaterra- causó sensación. El hallazgo llevó inmediatamente a la fama al descubridor, Charles Dawson, abogado y anticuario aficionado. Los fósiles humanos mostraban una combinación de caja craneal grande y mandíbula simiesca: era el eslabón perdido más perfecto que se podía pedir. Con los años se supo que la evolución humana avanzó de forma distinta, y que la expansión de la caja craneal fue posterior a la evolución de otras partes del esqueleto, incluida la mandíbula.
Sin embargo, muchos paleontólogos respetables certificaron que el hombre de Piltdown era nuestro antepasado, y el Eoanthropus dawsoni, como se le llamó, aparecía en un lugar destacado en los libros.
El primer inglés
La víctima más famosa del engaño fue Arthur Smith Woodward, conservador de paleontología del Museo de Historia Natural de Londres, que se fue a la tumba creyen do en la autenticidad del hombre de Piltdown. El libro de Smith Woodward, titulado El primer inglés, fue dictado en su lecho de muerte y se publicó póstumamente en 1948. Cinco años después se comprobó que el hallazgo era un fraude. Los huesos y las herramientas de piedra habían sido teñidos y tallados para que tuvieran aspecto antiguo: el cráneo era de un humano moderno, y la mandíbula asociada procedía de un orangután.Todo parecía una de esas bromas complicadas que generalmente sólo se encuentran en las narrativas policíacas; Pero ¿quién era el bromista, y cuál era el motivo?
Charles Dawson era el principal sospechoso del fraude pero no era posible interrogarle puesto que murió en 1916. En varias ocasiones, la atención se centró en distintos individuos, todos ellos muertos hace tiempo.
Hasta ahora. Y es que se ha comprobado que un baúl que llevaba más de medio siglo guardado en los desvanes del Museo de Historia Natural de Londres contenía trozos de huesos y dientes tallados y teñidos exactamente igual que la colección de Piltdown. El baúl tiene escritas las iniciales de su dueño, MACH, que apuntan directamente al conservador de zoología Martin Hinton.
El baúl salió a la luz en 1978 y se extravió después, pero su contenido fue cuidadosamente catalogado por Andrew Currant, del Departamento de Paleontología del museo. Pasó mucho tiempo hasta que Currant, en 1990, mencionó su descubrimiento a Brian Gardiner, del King's College londinense, paleontólogo, interesado desde hace mucho en el caso Pilt down, quien llevaba algunos años convencido de la implicación de Hinton.
A Gardiner le picó la curiosi dad por primera vez cuando salió a la luz el engaño en 1953. Desde 1990, Gardiner y Currant han analizado la colección de Píltdown y el contenido del baúl de Hinton.
Hinton era una especie de prodigio, un experto adolescente en la geología de la era glaciar y en química aplicada. En 1899, a los 16 años, publicó un artículo de investigación que demostraba que los huesos fósiles enterrados en grava se impregnan de óxidos de hierro y manganeso. Cuando Oakley analizó la colección de Piltdown halló que las capas superficiales de los huesos estaban enriquecidas con hierro, como si fueran realmente antiguos.
Enriquecidos
Cuando Gardiner y Currant volvieron a analizar los huesos en-, contraron un enriquecimiento con manganeso además de hierro. Los huesos contenidos en el baúl de Hinton contienen hierro y manganeso en las mismas proporciones un dato crucial.Pero había más: la colección de Piltdown, y el contenido del baúl de Hinton contienen trazas de cromo. Aparentemente, Hinton empleó ácido crómico para desgastar la superficie del hueso y permitir que los óxidos de hierro y manganeso penetraran más eficazmente en el hueso.
Por si hicieran falta más pruebas, está el carácter de Hinton, un poco excéntrico y conocido por su humor y sus bromas; le interesaban los engaños y fraudes. Pero, ¿por qué lo hizo?
Parece que el objetivo era Smith Woodward. En 1910, Hinton, entonces un estudiante, tuvo una desavenencia con Smith Woodward (un poderoso miembro de la dirección del Museo de Historia Natural) acerca del pago por un trabajo eventual. Gardiner cree que aquella desavenencia pudo ser el estímulo que llevó a Hinton hacia un plan para vengarse.
No todos comparten la convicción de Gardiner y Currant de, que Hinton fuera el único autor, del engaño. Chris Stringer, paleontólogo del Museo de Historia Natural, cree que los nuevos hallazgos implican profundamente a Hinton, pero que Dawson no era tan tonto como lo pinta Gardiner, y probablemente también participó.
Keith Stuart Thomson, director de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia, cree que Dawson fue el falsificador, pero que Hinton, debido a su conocimiento de la zona, detectó rápidamente que los huesos eran falsos. Tal vez decidió no declararlo públicamente, sobre todo porque Smith Woodward, había sido totalmente engañado. Y así están las cosas, de momento. Pero es probable que el misterio de Piltdown resista al paso del tiempo.
c) Nature News Service
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.