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Hassan II y Aznar se intercambian gestos de buena voluntad

En diplomacia los gestos tienen a veces más valor que las palabras o los tratados. El rey Hassan II de Marruecos y José María Aznar han intercambiado varios gestos de buena voluntad para crear un ambiente propicio en la primera visita al extranjero del nuevo presidente del Gobierno español. Aznar viaja hoy a Rabat para tranquilizar y desarrollar la "herencia" de su predecesor, Felipe González, cuya política con Marruecos, dijo Aznar, estaba "básicamente bien trazada".

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"Es algo más que un gesto", declaró el sábado Aznar cuando fue preguntado sobre por qué su primer desplazamiento al extranjero iba a ser hoy a Marruecos. "La política mediterránea, y en especial el Magreb y Marruecos, constituyen una prioridad para el Gobierno español", añadió. Algunos de sus colaboradores opinaron que empezar por Rabat era una "imposición heredada", pero el nuevo presidente optó por acatar el rito instaurado por su antecesor.Con anterioridad, ya había dado otra prueba a Hassan de su buena voluntad. A pesar de los intentos del alcalde de Melilla, Ignacio Velázquez, de celebrar en su ciudad una cumbre de presidentes de comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular, Aznar nunca se comprometió a asistir y no está ni siquiera claro que la reunión se convoque.

Aznar envió el 9 de mayo a su ministro de Exteriores, Abel Matutes, a Ravello (ltalia) a un encuentro de escaso interés, pero en el que pudo apalabrar con el primer ministro marroquí, Abdelatif Filali, la cita de esta semana. El sábado, el jefe del Gobierno español irá a París, en dónde comerá con el presidente francés, Jacques Chirac.

El monarca alauí también ha querido ser complaciente a su manera. A diferencia de los comunicados que anunciaban las visitas de González, en los que Hassan no se comprometía de antemano a agasajar al huésped, en el que hizo pública la estancia de Aznar se señala que sí será invitado por el soberano a una cena que, acompañado por su Gobierno, le ofrecerá en palacio.

Al final no será una cena, sino un almuerzo, porque la fiesta musulmana de la ashura, que se celebra hoy, ha alterado el horario previsto, y, para no hacer esperar al "ilustre visitante", el rey ha preferido verlo a mediodía. Aznar pasará la velada con el primer ministro, Abdelatif Filali, con el que volverá a entrevistarse mañana por la mañana.

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Aznar viaja con el doble propósito de apaciguar los temores que los populares inspiraban a las autoridades marroquíes, que ya empezó a disipar con su visita de hace dos años, y de desarrollar la política diseñada por los socialistas. Éstos se esforzaron por crear unos vínculos políticos y económicos entre ambos países lo suficientemente profundos para que Rabat no caiga en la tentación de provocar a Madrid, porque "equivaldría a tirar piedras sobre su propio tejado", según la expresión de un diplomático.

Relaciones con Francia

A grandes rasgos lograron su propósito, aunque queda aún, mucho por hacer. La relación de Marruecos con España dista de ser tan fluida como con los demás vecinos. Prueba de ello son las dificultades de la naviera Trasmediterránea para ser autorizada a enlazar Almería con Nador o la tardanza en negociar un convenio que permita a los presos españoles en cárceles marroquíes cumplir en España su condena. París sí firmó hace tres años un convenio similar con Rabat.A corto plazo, sin embargo, la principal tarea de Aznar y Matutes es determinar cómo y en qué medida aliviar la deuda de Marruecos con España, que asciende a 242.300 millones de pesetas. En la anterior cumbre, en febrero, se creó un grupo de trabajo para negociar la rebaja, al tiempo que se concedía al reino alauí un nuevo crédito de 150.000 millones de pesetas. Algunos dirigentes populares, como el valenciano Eduardo Zaplana, se echaron inmediatamente las manos a la cabeza.

Gonzáléz se mostró en esa ocasión dispuesto a seguir la pauta marcada por Francia tres semanas antes. Dejó caer que España podía renunciar a una pequeña parte del dinero que le deben si Rabat dedicaba una cantidad equivalente en su moneda nacional a fomentar en el Rif cultivos alternativos al cannabis. En la práctica se trata de una condonación de deuda, aunque oficialmente la parte española se resiste a llamarlo así. Habrá que ver si Aznar asume la idea.

La lucha por la erradicación de las plantaciones de cannabis es urgente. Marruecos se ha convertido en el primer exportador. En Europa, el 70% de los alijos es de origen marroquí. Su venta genera unos ingresos anuales estimados en 320.000 millones de pesetas, la principal fuente de divisas del país. Unas 72.000 hectáreas están dedicadas a su cultivo, y más de un millón de rifeños viven de él.

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