Tocino se estrena en Medio Ambiente poniendo al frente de aguas y costas a un hombre de Iberdrola
Considerables retrasos y pugnas con Industria en la formación del nuevo departamento
El Ministerio de Medio Ambiente es el departamento que mayor retraso lleva en su formación, por diversas causas. Isabel Tocino se convirtió en ministra a última hora, cuando todos pensaban en Esperanza Aguirre. Además, al tratarse de un ministerio de nueva planta, no hay que reestructurarlo, sino montarlo. Hasta ahora sólo se sabe el organigrama genérico de competencias y sólo se ha producido un nombramiento, ayer en Consejo de Ministros: Benigno Blanco, un hombre que llega directamente de una eléctrica, Iberdrola, al crucial puesto de secretario de Estado de Aguas y Costas.
Echando mano de su currículo y contactos, Tocino ha elegido a un hombre de una empresa eléctrica -Benigno Blanco, de 38 años, era director de los servicios jurídicos de Iberdrola y secretario del Consejo de Administración de Iberdrola Ingeniería y Consultoría como su primer secretario de Estado. Pasa a su despacho no sólo la calidad de las aguas -depuración-, sino también las obras hidráulicas, con la importante misión de componer el Plan Hidrológico Nacional, que el ministro socialista José Borrell decidió sacar del ámbito del medio ambiente. Los ecologistas han recibido bien tanto la creación del ministerio como el esquema de competencias, que lo alejan de un departamento de mero adorno. No así los nombres propios. Hubo sorpresa con Tocino, de la que sólo saben que, como especialista en derecho y energía nuclear, ha defendido los reactores atómicos. Sobre Blanco, el presidente de la Confederación de Organizaciones de Defensa. Ambiental (CODA), 'Santiago Martín Barajas, reaccionó: "En principio nos produce temor que un desconocido en estos temas y directamente llegado de una empresa eléctrica quede al frente de algo tan seno como el Plap Hidrológico y las costas". Juan López de Uralde, de Greenpeace, dijo: "Es preocupante que el Plan Hidrológico recaiga en un hombre que viene de Iberdrola, una empresa con alta producción de energía hidroeléctrica, y, por tanto, acostumbrado a defender los embalses".
El ministerio, según se supo ayer a última hora, se levanta sobre esta Secretaría de Estado; una secretaría general de Medio Ambiente, que asume Conservación de la Naturaleza -hasta ahora en Agricultura, lo que fue el Icona, incluyendo los 10 parques nacionales- y Calidad y Evaluación Ambiental -con los temas de residuos urbanos e industriales, contaminación atmosférica e impacto ambiental-; y en una subsecretaría que engloba el Instituto Meteorológico. La principal pugna surge porque no hay acuerdo sobre qué parte se quedará en Industria, qué en Medio Ambiente y qué en Educación y Cultura. Los organismos en disputa son de calado: Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) -el que promueve las energías renovables-.
Aparte de la industria eléctrica, fuentes políticas estiman que otra cantera de cargos dentro del recién creado ministerio serán los Gobiernos autónomos de Galicia y, especialmente, de Castilla y León, cuya imagen de gestión ambiental tiene cierta solidez desde que el PP subió al poder. Se reconoce especialmente la capacidad -incluso en voz baja lo admiten diversas organizaciones ecologistas- de Francisco Jambrina, consejero de Obras Públicas y Medio Ambiente de Castilla y León. De él incluso se llegó a hablar como ministro.
La impresión desde dentro de lo que era la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Vivienda -en un ala de lo que fue el MOPTMA- es que Isabel Tocino se ha enclaustrado en el blanco despacho que ocupó la socialista Cristina Narbona. Tanto que en su primera semana como ministra ni siquiera ha recibido -para informarse o para cesarles- a los seis directores generales que Narbona tenía en su territorio. Uno de ellos calificó la situación de "desconcertante" y "de mal estilo".
Rematar el equipo le llevará a Tocino su tiempo, pero los plazos se le echan encima, ya que este ministerio está muy condicionado por un arsenal de directivas de la UE. En junio se agota el plazo de trasposición de la directiva de envases y embalajes -el PSOE llegó a redactar 14 borradores de texto, y no pudo sacar ninguno por la oposición empresarial- También en junio acaba el plazo para presentar la candidatura española a la sede del Convenio de Desertificación de la ONU, en cuya elaboración España jugó un importante papel. Urgente es también la redacción de la Ley marco de Residuos, que ya lleva un considerable retraso. Narbona dijo en diciembre de 1993 que sería de las primeras en promulgarse.
Además, como grandes asuntos Isabel Tocino tendrá que completar el Plan Hidrológico Nacional, pieza básica para combatir nuevos ciclos de sequía en el país y que se le atascó al PSOE. Más dos demandas de los partidos con los que ha pactado el PP: El traspaso de la gestión de los parques nacionales a las autonomías, tal y como ha venido reclamando Coalición Canaria, y la reforma de la proteccionista Ley de Costas -uno de los pocos aplausos unánimes de los ecologistas al anterior Gabinete-, que ha solicitado CiU.
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