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La fotografía, el arte pobre

Estudiosos y profesionales denuncian el abandono del patrimonio fotográfico por las instituciones

Muchos archivos públicos no la tienen en cuenta. Otros se limitan a tenerla almacenada sin someterla a ningún tipo de catalogación y estudio. Su acceso a los museos está muy restringido. La fotografía no tiene en España su hábitat ideal. Destacados historiadores y estudiosos de esta manifestación artística consideran que la situación del patrimonio fotográfico español es preocupante, tanto por lo que respecta la fotografía documental como la creativa, importante principalmente en el arte contemporáneo. Tradicionalmente, la fotografía ha sido considerada un arte menor. Manuel Fonseca, asesor de la colección de fotografía Géneros y tendencias en los albores del siglo XXI, del Ayuntamiento de Alcobendas, habla de "claros agravios comparativos" en relación con la pintura o la escultura. Hoy en día, la fotografía parece haber obtenido el lugar que le corresponde. Pero tan sólo a escala teórica, como ilustran las declaraciones de Carlos Cánovas, fotógrafo e historiador navarro: "Hay un reconocimiento oficial de que la fotografía es un arte, pero no se ponen los instrumentos necesarios para que se pueda desarrollar normalmente".

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Los profesionales consultados opinan que la solución a este problema pasa por un cambio radical de actitud desde las instituciones. "La dejadez de las administraciones públicas es general, hay un apabullante abandono de la fotografía", asegura el fotohistoriador Publio López Mondéjar, responsable de la serie de exposiciones fotográficas Fuentes de la memoria, en las que ha invertido 15 años de estudio en archivos y colecciones públicas y privadas de toda España. En su peregrinaje por el país a la búsqueda de imágenes importantes para la historia de la fotografía nacional, López Mondéjar ha dado con numerosas fotografías de gran interés que permanecían inéditas. En muchos casos estaban en manos de los descendientes de los fotógrafos, "que las guardan con mucho amor, pero sin linos conocimientos específicos sobre cómo conservarlas", dice. Los archivos de esta índole son abundantes. Y, muchas veces, su existencia se desconoce. "Creo que no puede evaluarse lo que se está perdiendo, porque cada vez que se descubre un archivo valioso cabe pensar que debe de haber muchos otros; habría que hacer un trabajo de historiadores para localizarlos", dice Fonseca.

La mayoría de los archivos privados está en manos de particulares porque sus dueños no confían en que ninguna ínstitución pueda darles un tratamiento adecuado. Los profesionales de la fotografía discrepan sobre cuál debe ser la instancia que se encargue de localizar y tratar el patrimonio fotográfico. Pero todos coinciden en la necesidad de crear centros estables de funcionamiento eficaz -y titularidad pública-, preparados para acoger en depósito -o adquirir, en algunos casos- los archivos que hoy están en manos de particulares y garantizar su pervivencia en el futuro, así como establecer unos criterios comunes de catalogación que faciliten el estudio.Actuaciones destacables

Los profesionales consultados coinciden en señalar que el número de archivos públicos ha aumentado en los últimos años. Ésta es una relación de los que han destacado: en. Madrid, el del Centro (de Arte Reina Sofía y la colección del Ayuntamiento de Alcobendas; en el País Vasco, la fototeca de la Caja de Ahorros de Guipúzcoa, el Photormuseum de Zarauz, el archivo municipal de Vitoria y la fototeca de la Caja de Ahorros de San Sebastián; la fototeca de Castilla y León; en Andalucía, la hemeroteca del Ayuntamiento de Sevilla y el Centro Andaluz de la Fotografía; en Galicia, la colección fotográfica del Ayuntamiento de Vigo; y la fototeca de Castilla y León.

Una de las actuaciones institucionales más valoradas por los estudiosos es la de la Generalitat de Cataluña, que hace dos años inició un fondo de las imágenes y los autores' clave de la historia fotográfica catalana. -El fondo nació a partir de un debate sobre la situación del patrimonio fotográfico catalán organizado hace dos años en el marco de la Primavera Fotográfica, una extensa concentración de exposiciones -en la presente edición, que se inauguró el pasado 22 de abril, se ha reunido el trabajo de 400 fotógrafos en un. total de 128 exposiciones- que se organiza en Cataluña con carácter bienal. El debate ha desembocado en un Libro Blanco del patrimonio fotográfico catalán, dirigido por Cristina Zelich y que será presentado a finales de este mes en Barcelona, en el que se ponen de manifiesto carencias comunes al resto de comunidades autónomas, como la necesidad de que la fotografía creativa entre en museos y archivos, la falta de ayudas a la creación, las escasas publicaciones fotográficas y la falta de teorización. En esta comunidad destacan también el Archivo Nacional de Cataluña y el del Ayuntamientó de Girona.

La eficacia de la mayoría de los archivos públicos existentes en la actualidad es puesta en cuestión por buena parte de los profesionales. El problema estriba en la falta de personal especializado que pueda encargarse de las labores de restauración y catalogación, esenciales para una posterior difusión de los contenidos del archivo, que debe ser su objetivo básico.

Los expertos señalan que el coste económico de la recuperación del patrimonio fotográfico sería muy pequeño en comparación con lo que se destina a otras artes. Lo único que hace falta, a juicio del fotógrafo e historiador Pere Formiguera, es voluntad política: "La fotografía sólo tiene 150 años; si se ha conseguido hacer con la pintura o la escultura, muchísimo más antiguas, también puede hacerse con la fotografía". En su opinión, "sólo hay que copiar a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania o Francia, en donde se han abierto gran cantidad de museos y centros para conservar la fotografía".

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