_
_
_
_
_

La censura que no cesa

Salman Rushdie, el más emblemático de los escritores perseguidos, ha escrito: "Lo que un escritor puede hacer en la soledad de una habitación es algo que ningún poder puede destruir fácilmente". En esta frase está la clave de las persecuciones y censuras que sufren numerosos escritores en todo el mundo, un asunto que preocupa a los editores y que se debatirá en el Congreso Intemacional que empieza hoy en Barcelona.Index on censorship, la revista dedicada a la libertad de expresión, denuncia en su último número un sinfin de casos de censura y persecución. En China, por ejemplo, pero también en Argelia, Turquía, la ex Yugoslavia, India, Irán, Egipto, Vietnam y un largo etcétera de países. Las muertes, por fortuna, van a la baja (de 70 escritores asesinados en 1994 se pasó a unos 50 el pasado año), pero los motivos de preocupación no se apagan.

Más información
EI papel del editor y las nuevas tecnologías, a debate en el congreso de la UIE

Se han cumplido ya siete años de la condena, a muerte dictada contra Rushdie, pero, a pesar de la amplia solidaridad internacional, Rushdie sigue llevando una vida de proscrito y los casos de persecución continúan. El editor noruego Sigmund Stromme escribe en la revista Index: "La palabra censura está hoy desacreditada y, públicamente, no se admite su práctica. Es un buen síntoma. Sin embargo, todavía esta viva en distintas formas y con distintos disfraces".

Un ejemplo de censura lo tenemos en la India, donde la novela Los versos satánicos sigue prohibida y donde, en la reciente feria del libro de Delhi, las autoridades ordenaron retirar una treintena de libros. O en Egipto, país en el que según la revista Index, "la importación de libros y revistas está controlada por una rama de la oficina censora del Estado que en teoría no existe". Es curioso que esta siniestra oficina está situada precisamente a muy pocos metros de las embajadas británica y norteamericana en El Cairo.

La escritora surafricana Nadine Gordimer, premiada con el Nobel hace unos años, sentencia en otro artículo: "La medida de la libertad de expresión es la medida de la libertad de un escritor". Gordimer se muestra preocupada, además, por, la analfabetización de Africa y por el hecho de que los libros no están al alcance de todos.

Taslima Nasrin, condenada a muerte como Salman Rushdie, manifiesta en las páginas de Index: "Si alguien me concediera un único deseo, respondería sin ninguna duda: quiero volver a mi país, a Bangladesh". Por desgracia, es imposible. Taslima, por culpa de sus escritos, está obligada al exilio. Como muchos otros escritores.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_