"Tengo que seguir ayudando, pero sé que sólo soy una persona", afirma Sting
El cantante inicia en Valencia su gira española
Su apoyo a diversas causas sociales y medioambientales ha convertido a Sting en un personaje tan atractivo por esa faceta como por su contribución a la música pop. Durante la rueda de prensa que el músico británico ofreció en Valencia, poco antes de su concierto que anoche inauguró la gira española, respondió a más cuestiones sobre la defensa de la Amazonla o la liberalización de las drogas que sobre su último álbum, Mercury falling. "Más que como artista, me interesa hablar sobre estos temas como persona adulta. Sin embargo, mis opiniones sólo son como las de cualquier otra persona interesada en el tema", explicó.
Tras varios álbumes marcados por el intimismo y el dolor, Sting parece haber recuperado la felicidad junto a su mujer (la productora y actriz Trudie Styler) y sus hijos, en un solitario castillo del siglo XVI situado a varios kilómetros de Londres. Esto no le impide continuar contribuyendo con diferentes organizaciones humanitarias, aunque algunos le acusen de mantenerse tan aislado del ruido como de la realidad. "Vivo en una casa preciosa y ni he matado a nadie, ni he puesto nunca una bomba. En cambio, he hecho feliz a mucha gente, así que creo que merezco vivir donde lo hago. Me parece que esta cuestión no tiene nada que ver con mi defensa de los derechos humanos y la naturaleza", señaló. A Sting, a sus 44 años, además de como músico, le apasiona poder evolucionar como persona y madurar de acuerdo a su edad. "Me gustaría mejorar mi habilidad a la hora de hacer música, aunque no sé si lo consigo. No obstante, también es muy importante intentar ser mejor persona de lo que soy. Creo que todo el mundo debería intentarlo. De momento, procuro volverme más paciente", añadió. El cantante británico aseguró ser consciente de que con sus actividades extramusicales difícilmente puede cambiar el mundo, aunque se siente satisfecho de haber aportado su granito de arena a causas como la defensa de la selva amazónica. "Tengo que seguir ayudando, pero soy realista y sé que sólo soy una persona", explicó. "Se sigue destruyendo la selva en la misma proporción a como se hacía antes de implicarme en el asunto. De todas formas, ha habido alguna zona en la que se han librado batallas concretas y allí sí he podido ayudar. Me marqué unos objetivos en una zona determinada del tamaño de Suiza y conseguí que ese terreno se salvara. Pienso que mi ayuda ha sido muy positiva, aunque la destrucción no ha parado". En los últimos años, Sting ha logrado una tranquilidad que poco tiene que ver con los excesos juveniles de cuando lideraba Police. Sin embargo, sus opiniones a favor de la liberalización de las drogas han levantado ampollas en la prensa británica conservadora. "No defiendo el consumo de drogas. Sólo critico que el Gobierno cierre los ojos ante el problema y no controle este tipo de sustancias. Cada droga es diferente, pero el Gobierno se empeña en meterlas todas en un mismo saco y eso no beneficia a nadie", dice. Para el cantante el principal problema radica en unas leyes que convierten en criminales a los consumidores, en vez de intentar comprender las causas que motivan a los jóvenes a su consumo. "Las últimas personas que desean su liberalización son los propios traficantes, porque si se hiciera ganarían mucho menos dinero. Además, no me parece justa una ley que considere criminales a los consumidores. Así no podemos ayudarles porque es evidente que las drogas no van a desaparecer", añade. Sting inició el mes pasado en Holanda la gira europea de presentación de su último álbum, Mercury falling, que anoche llegó a Valencia y en los próximos días viajará a Cartagena (hoy, día 19), Málaga (20), Zaragoza (22), Madrid (23) y Barcelona (24). Por primera vez, Moscú figura en su itinerario y se confiesa tan atraído por esta experiencia como cuando el pasado año actuó en Suráfrica. "Me parece muy interesante poder ir a países que están en un proceso de transformación, porque puedes contribuir de alguna manera a estos cambios. Para mi generación, Rusia era como la parte prohibida del planeta. Es muy excitante poder ir ahora, cuando el país tiende hacia la democracia", dijo el músico.
Babelia
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