¿Es el bilingüismo un privilegio cultural?
Yo no sé si los juicios a priori son posibles en la metafísica. Parece que en la física sí, y en política más, y en política educativa más todavía, y en educación real, mucho más.Por eso yo soy de los que creen que el bilingüismo es un privilegio cultural, que son más afortunados, y más felices, los que más saben; y suelen saber más los que más lenguas hablan, los que tienen más capacidad para comunicarse, para entender el mundo, para comprenderlo, para darse cuenta de que todos somos iguales, de que los mismos cueros tenemos todos los mortales. Y además creo que hablar otras lenguas es como nadar, esquiar, montar en bicicleta, jugar al tenis o al fútbol: cuanto antes se aprenda mejor, más fácil y con menos vicios.
Yo creo, por ejemplo, que en España los catalanes son, lingüística y culturalmente, unos privilegiados porque viven naturalmente el bilingüismo. Y aunque haya entre ellos, en los dos bandos, gentes que valiéndose de prejuicios políticos o pseudocientíficos sostengan que el monolingüismo es mejor, ninguno de ellos, si saben dos lenguas, renuncian a hablarlas a entenderlas.
Y creo también que sería ideal intentar una educación bilingüe y bicultural desde las edades más tempranas y desde la enseñanza pública. Dejar este asunto en manos de la iniciativa privada, de los privilegiados económicamente es un error grave. Por eso me parece perfecta la iniciativa del Ministerio de Educación y Ciencia que posibilitará que 43 colegios públicos de su territorio impartan un plan de estudios hispanobritánico y que los alumnos que estudien en ese sistema obtengan, al termino de su educación secundaria, un título académico doble (español e inglés) reconocido oficialmente por ambos países.
Esta iniciativa sólo tiene un defecto: el fomento del inglés como moderna koiné en detrimento de las otras lenguas europeas. Por eso seria lógico abrir este tipo de enseñanza hacia otras lenguas europeas, como el alemán, el francés o el italiano. Porque no es justo que este tipo de educación sea patrimonio exclusivo de aquellos que económica y culturalmente se lo pueden permitir, ni tampoco de aquellos ciudadanos a los que las circunstancias han hecho naturalmente bilingües.
Es muy interesante que a través de la enseñanza pública, en el mundo en que vivimos, pueda haber alumnos que al terminar la educación secundaria puedan, además de ser bilingües y biculturales, tener una doble titulación en alemán, francés, inglés o italiano. Porque estos estudiantes no sólo hablarán otras lenguas, sino que entenderán otras formas de ser sólo diferentes en apariencia, y además, aunque parezca mentira, ni perderán las esencias, ni modificarán sus claves genéticas.
Yo soy de los que creen que la patria de uno, además de otras cosillas, es la lengua, y cuantas más lenguas hable más patrias y más cosillas tendrá. Y soy de los que saben que donde mejor se aprenden las lenguas es en la cuna y en la cama, y que los que se acuestan en la misma cama terminan por hablar la misma lengua; pero como no vamos a convertir el mundo en una cama redonda y los catres en una academia, como él hablar y aprender lenguas naturalmente también se hace en la calle, y en la escuela, debemos incorporar este tipo de enseñanza. Y si se hace en la escuela, cuanto antes mejor, y cuantos menos prejuicios políticos, morales, lingüísticos o sociológicos, mejor que mejor.
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