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Ruiz-Gallardón se reserva la facultad de autorizar nuevos hipermercados

Antonio Jiménez Barca

El gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón (PP) va a decidir desde ahora qué nuevos hipermercados se instalarán en la Comunidad de Madrid. Hasta el momento, los empresarios que deseaban abrir una gran superficie sólo necesitaban la autorización del municipio en cuyo término querían levantar el hipermercado. Ahora, y mediante una orden de la Consejería de Economía, las empresas que deseen instalar una gran superficie en la región tendrán que conseguir, además de la licencia municipal, el visto bueno de la Comunidad de Madrid.Los municipios, que reclaman a la Comunidad mayores competencias, pierden así la facultad de decidir por sí mismos sobre lo que ha constituido una de sus principales fuentes de ingresos: la concesión de permisos para levantar grandes superficies comerciales. El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, vendió a Continente un terreno en Aluche para hipermercado por más de 6.000 millones de pesetas.

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Los ambulantes pasan el trámite

La nueva competencia que asume la Comunidad de Madrid se justifica, según el texto del proyecto de la orden, "por los efectos perturbadores" que las actuaciones aisladas de los ayuntamientos de la región pueden acarrear a la economía local.

De hecho, cuando esta orden se publique en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, los empresarios que quieran construir y explotar un hipermercado en la región, además de los requerimientos legales y fiscales necesarios, deberán aportar, entre otras cosas, un estudio de mercado. A juicio de la Comunidad, es necesario evaluar la incidencia -y la necesidad- de una gran superficie comercial en la zona.

El proyecto de orden pasó ayer el penúltimo trámite administrativo: fue discutido por el Consejo Económico y Social (CES), un organismo consultivo formado por nueve empresarios, nueve sindicalistas y nueve expertos.

La Comunidad redacta un decreto para prohibir la venta de libros y discos en domingo

El que quiera comprar libros o discos en domingo no va a tener más remedio que ir a la cuesta de Moyano. Las tiendas que actualmente venden este tipo de mercancía en Madrid en festivo -los Vip y Crisol- van a tener que limitar su oferta necesariamente a periódicos y pan.El proyecto de decreto de la Comunidad de Madrid que intenta adecuar la Ley Orgánica de Ordenación del Comercio de enero de 1996 a la ley regional de horarios comerciales así lo especifica. El artículo 3 de este decreto estipula que a los "establecimientos dedicados a la venta de productos culturales ( ... ) les será de aplicación el régimen general de horarios comerciales, debiendo permanecer cerrados los domingos y festivos".

Carmen Caballero, directora general de Comercio de la Comunidad de Madrid, explicó: "Si el decreto no se modifica, tanto Crisol como los Vip podrán abrir, pero tendrán que limitarse a vender pan o periódicos, lo que estará permitido". La directora general añadió que estas dos cadenas deberán "apartar el pan y los periódicos del resto de la mercancía para que el consumidor tenga claro lo que no se puede adquirir".

Caballero apuntó ayer que el decreto, que aún tiene que ser aprobado por el ejecutivo regional, es "fruto de las conversaciones que la Comunidad ha mantenido con los sindicatos, las asociaciones de comerciantes y los empresarios". "Casi todos coincidieron en que era mejor cerrar, y por eso hemos hecho así el decreto", añadió Caballero.

Tiendas en gasolineras

"Las únicas tiendas que podrán vender algo que no sea pan o periódicos en la ciudad de Madrid son las llamadas tiendas de conveniencia, ya que tienen menos de 50 metros cuadrados de superficie", añadió la directora general. Caballero se refería a "los Seven Eleven" y a las "tiendas que están en las gasolineras".

La norma fue discutida ayer, y sancionada con un informe favorable -con la abstención de los sindicatos-, por el Consejo Económico y Social (CES).

El consejo, con todo, apuntó que debía precisarse la redacción del decreto porque los cines, museos y ferias "quedan en una especie de vacío legal", según Javier López, de CC OO, miembro del consejo. "También son establecimientos que venden servicios culturales", añadió.

La directora general de Comercio replicó: "Ni los cines ni los museos ni las ferias son comercios, así que no entran dentro de ese artículo. No tiene ningún sentido hablar de un vacío legal".

La otra solución para el culto comprador que quiera adquirir un libro en domingo es desplazarse a una localidad catalogada como Zona de Gran Afluencia Turística.

Los comerciantes cuyas tiendas estén dentro de estas zonas podrán abrir. Eso sí, los 63 municipios -la Comunidad cuenta con 179- cuyas tiendas ya abren en días festivos no necesitarán tramitar nada para seguir haciéndolo. La mayoría de estas localidades son serranas.

Su excepcionalidad a la hora de recibir visitantes en fines de semana y en festivos ya estaba prevista en un decreto de 1994, y automáticamente han pasado a incluirse dentro de la lista turística de la Comunidad de Madrid. En ella no figuran localidades como Aranjuez ni Chinchón.

Arganda, que tampoco figura en la lista, ya ha solicitado pasar a formar parte de ella, según informó ayer Efe.

Precisiones

Una de las precisiones que según el CES el decreto debe reformar es la posibilidad de que "ámbitos mayores o menores que un municipio" puedan optar también a ser catalogados como Zonas de Gran Afluencia Turística y gozar, por tanto, de las tiendas abiertas. Con esto se quiere dejar la puerta abierta para que, por ejemplo, distritos emblemáticos de Madrid puedan optar a ser incluidos en fa lista.

Javier López, a este respecto, dijo ayer: "Hay distritos de Madrid que, evidentemente, tienen más tirón turístico que muchos pueblos, claro".

Pero aclaró: "Ahora bien, es algo que se tiene que estudiar mucho, porque iba a ser muy difícil poner los límites de los barrios que entrarían dentro del límite y los que no. Por eso los sindicatos nos hemos abstenido. Es algo que hay que vigilar muy de cerca".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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