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NUEVA LEGISLATURA

La negociación entre el PP y CiU entra en un bache por el coste económico del pacto

La negociación entre CIU y el PP ha entrado en un bache, tras una fase inicial de acercamiento rápido. En esta apreciación coinciden fuentes de ambas formaciones, aunque con distintas interpretaciones. En privado, algún dirigente de CiU señala que se trata de la necesaria escenificación de cualquier negociación, pero que habrá un acuerdo para apoyar la investidura de José María Aznar. Otros nacionalistas creen que las dificultades son reales y resulta imposible aventurar cómo terminará el proceso. La financiación autonómica sigue siendo el principal escollo.

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Destacados dirigentes del PP señalan que se han tropezado con una cierta cuadratura del círculo que consiste en conciliar las demandas financieras de Convergencia i Unió con el objetivo irrenunciable de reducir el déficit y llegar a tiempo a la cita de Maastricht.El portavoz parlamentario de CiU, Joaquim Molins, reiteró ayer que aún no hay sobre la mesa ninguna propuesta concreta del Partido Popular que permita a los nacionalistas catalanes plantearse su apoyo a la investidura de Aznar.

Sus declaraciones se producían después de que la noche anterior se reuniera a cenar con el negociador del PP, Rodrigo Rato, y de que Aznar y Jordi Pujol conversaran telefónicamente el martes, diálogo que dio pie a que el primero hiciera unas declaraciones optimistas sobre las negociaciones.

"Por la historia anterior, por el contenido de la propia campaña electoral y por nuestros compromisos con los electores", indicó Molins en el Congreso, CiU necesita garantías de que "ese señor que quiere nuestro voto afirmativo para ser presidente no lo utilizará de manera inconveniente".

Algún dirigente de CiU, sin embargo, asegura que el diseño del proceso negociador ya está hecho y que los nacionalistas acabarán dando su voto a Aznar a cambio de una declaración en la que se comprometa a resolver desde el poder las reivindicaciones catalanistas. Los pactos concretos se cerrarán después de la investidura, según esta versión, mientras las disensiones actuales forman parte de la liturgia negociadora y responden a la necesidad de preparar a las bases de CiU para el acuerdo.

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Sin embargo, fuentes cercanas a Pujol, aseguraron ayer que algo se ha quebrado en los últimos días en su predisposición al pacto. Su intervención durante el almuerzo celebrado el martes en la sede de la Generalitat con corresponsales extranjeros en España no era una escenificación, sino que respondía a un estado de ánimo cercano al desengaño.

Insatisfacción de Pujol

En la entrevista entre Pujol y Aznar el domingo de Ramos, según esta versión, el líder popular le prometió que su partido concretaría de inmediato propuestas de financiación autonómica. Pero cuando esta concreción ha llegado, la impresión de Pujol y sus colaboradores es que la propuesta es insatisfactoria.

Fuentes del Partido Popular coinciden en esta visión menos optimista y admiten que, después de un inicio rápido y prometedor del diálogo tras el primer encuentro Aznar-Pujol, se ha producido un frenazo. Las peticiones de CiU, según esta interpretación, se enfrentan abiertamente con el objetivo de reducir el déficit al 3% del producto interior bruto (PIB) el año próximo, lo que equivale a un recorte en el Presupuesto en tomo a billón y medio de pesetas. Sin este ejercicio de poda presupuestaria, según los populares, no habrá posibilidad de llegar en 1998 a la cita de la moneda única.

La dirección del PP tiene que contar también con otras "variables delicadas", como la reacción de su propio electorado a un acuerdo que pueda interpretarse como un cesión injustificada a las pretensiones de la Generalitat de Cataluña. Aznar se está empleando a fondo en esta vertiente, con entrevistas con los presidentes de Gobiernos autónomos de su partido de mayor peso, como Manuel Fraga (Galicia), Juan José Lucas (Castilla y León) o Eduardo Zaplana (Comunidad Valenciana).

Ayer tarde, delegaciones del PNV y del Partido Popular encabezadas por Maki Anasagasti y Rodrigo Rato, respectivamente, avanzaron en su negociación sobre el desarrollo del Estatuto de Gernika, puertos, transportes, telecomunicaciones, construcción europea y Empleo e Inem. Aunque la larga sesión negociadora fue fructífera, según el principal negociador del PP, no se llegó a ningún acuerdo sobre el voto del PNV en la investidura de Aznar.

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