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La conexión jordana de Hamás

Los palestinos radicales planean desde Ammán sus ataques suicidas en Israel

La foto de Yaya Ayash, El Ingeniero, ocupa un lugar prominente en el muro de la pequeña antesala. Los rostros de otros mártires completan la galería de héroes palestinos acompañadas de viejas fotografías de chavales lanzando piedras a soldados israelíes durante la rebelión contra la ocupación. La oficina no está en Teherán, Beirut o Damasco, sino en un modesto barrio de Ammán.

La oficina no tiene letrero. No necesita. Aunque el solitario secretario lo niegue a medias, todos saben que es una de las sedes de Hamás, el movimiento extremista cuyas células militares perpetraron hace un mes los cuatro atentados suicidas que mataron a 58 personas en Israel e impulsaron inmediatamente a las potencias mundiales a convocar la cumbre antiterrorista en el balneario egipcio de Sharm el Sheij.

"Aquí Hamás se mueve a sus anchas", dice un diplomático occidental con base en Ammán, la tranquila capital del reino jordano que ha pactado la paz con su viejo enemigo del otro lado del Jordán y que, al igual que Israel y Estados Unidos, dice estar empeñado en desbaratar a los grupos extremistas musulmanes. En Jordania actúan exponentes de Hamás como Mohamed Nazzal, representante político de Hamás, e Ibrahim Goshe, portavoz de la organización. Ambos son jordanos de origen palestino.

Sin pestañear, funcionarios gubernamentales repiten hasta el cansancio que Hamás en Jordania no existe. A pesar de nuevas pruebas que vinculan a líderes de Hamás en Jordania con los atentados suicidas, la organización continúa funcionando en Ammán. Los organismos de seguridad jordanos han ordenado discreción a sus militantes, pero las oficinas de Hamás en, Jordania siguen abiertas.

Separado de Cisjordania por el angosto río Jordán, el reino hachemí mantiene estrechos contactos con la población palestina. Según informes de los servicios secretos israelíes y norteamericanos, por Ammán pasa gran parte del presupuesto de 70 millones de dólares anuales unos 8.750 millones de pesetas) que financia las actividades (te Hamás. No sólo dinero para sus operaciones militares (que cuestan muy poco), sino para sus proyectos sociales y las mezquitas, muchas de las cuales son centros de reclutamiento.

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La reciente detención de tres militantes islámicos en Gaza ha arrojado nuevas luces sobre la conexión jordana misteriosamente ignorada, al menos públicamente, por los Gobiernos de Jordania C, Israel. Incluso el presidente palestino, Yasir Arafat, siempre cuidadoso de no irritar a su viejo rival, el rey Hussein, se limita a hacer comentarios indirectos aludiendo el "apoyo que reciben los terroristas de un país de la zona".

Fuentes palestinas manifiestan que los tres extremistas detenidos en la franja han confesado que "las órdenes y el dinero vienen de Jordania". Esas detenciones también están ayudando a desenmascarar una nueva, organización que se hace llamar el Aparato Secreto, un grupo paralelo a las Brigadas Ezedín al Kassám, el temible brazo armado de Hamás que actúa en mortífera consonancia con los feroces Discípulos de Yaya Ayash, el mítico Ingeniero asesinado en enero por agentes israelíes en Gaza.

La irrupción del Aparato Secreto en el turbulento horizonte político-militar palestino fue anunciada hace 10 días por el coronel Mohamed Dajlán, el jefe de la Policía Preventiva de Gaza. Uno de los lugartenientes de Dajlán reveló que agentes policiales interceptaron hace poco un mensaje del Aparato Secreto a una célula guerrillera activa en Gaza y CisJordania. Era una felicitación a las familias de los heroicos mártires de la lucha contra los sionistas", una alusión a los comandos suicidas palestinos. La nota venía de Ammán.

Investigadores israelíes y palestinos, con ayuda de agentes de la CIA, están tratando de penetrar en el Aparato Secreto, que se perfila corno el más, valiente e independiente grupo clandestino.

Una misión militar jordana de alto nivel, que visitó Israel la semana pasada, aparentemente fue conminada a adoptar medidas contra Hamás en Ammán. Fuentes diplomáticas dijeron que los jordanos trataron de explicar a los israelíes los riesgos que entraña una acción contundente: más de la mitad de la población jordana está formada por palestinos cada vez más resentidos con la política del rey Hussein de acelerada aproximación a Israel.

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