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Hallados los restos de 500 musulmanes esparcidos sin enterrar en una colina del enclave de Srebrenica

Los cadáveres de al menos 500 musulmanes, le los que sólo quedan los huesos, fueron Jescubiertos el viernes en el antiguo enclave musulmán de Srebrenica, cerca de la localidad de Mratinci, esparcidos entre la hierba y los matorrales de una colina donde fueron masacrados cuando huían aterrorizados ante el avance de las tropas serbias, que conquistaron el enclave el pasado mes de julio. Los agresores no se cuidaron ni de enterrar a los muertos y los animales carroñeros se encargaron de la limpieza. Esqueletos, calaveras y huesos aparecían esparcidos por todas partes, algunos aplastados por ruedas de vehículos en un escenario siniestro. Se calcula que los serbios mataron entre 3.000 y 8.000 musulmanes de Srebrenica.

Las ropas que envolvían los huesos indican que entre los muertos había tanto soldados como civiles. Los cadáveres han permanecido en el lugar de la matanza olvidados de todos sin que nadie haya preguntado cómo murieron aunque algunos habitantes serbios de Mratinci se mostraron deseosos de hablar e incluso de servir de guía hasta el lugar,Milos, de 72 años, contaba: "Ellos [los musulmanes] pasaron por nuestras posiciones. Los primeros que se rindieron nos dijeron que 14.500 habían huido de Srebrenica". La conquista del enclave por los serbios todavía atormenta las conciencias de los beligerantes en la guerra bosnia.

El Ejército serbobosnio al mando del general Ratko MIadic es acusado de haber matado a 3.000 prisioneros musulmanes y enterrarlos en una fosa común. A otras 5.000 personas de Srebrenica se les da por desaparecidas, probablemente muertas. Los musulmanes, cuyo éxodo terminó en la colina de Mratinci, huyeron de Srebrenica, 15 kilómetros al sureste, la víspera del asalto final serbio, temiendo por la suerte que correrían de permanecer en su localidad. Partieron por la noche y se dirigían a través de territorio serbio hacia el refugio musulmán de Tuzla, 60 kilómetros al noroeste.

Milos dijo que los que huían llevaban consigo perros para detectar las minas que pudiesen encontrar en su camino. Zoran, de 46 años, otro habitante de Mratinci, añadió que se refugiaron en la colina: "Algunos se rindieron, pero otros lucharon y trataron de romper nuestras líneas".

Según las informaciones recogidas, el Ejército serbobosnio les machacó todo el tiempo con fuego de mortero, y el combate más encarnizado se produjo hacia la medianoche del 12 de julio. Cuando todo acabó, un número indeterminado de musulmanes yacían muertos. "Subimos a la colina y nos llevamos las ropas y el armamento de los muertos". agrega Zoran. "Había ametralladoras pesadas y morteros".

Milos subió a la colina tres semanas después de la matanza. "No lo habría creído de no ha berlo visto con mis propios ojos. Los cadáveres estaban apilados unos encima de otros". La gente del lugar afirma que las fuerzas de la OTAN desplegadas en el este de Bosnia visitaron el lugar, pero no adoptaron ninguna medida sobre los cuerpos. A causa de los muchos esqueletos dispersos, no era posible determinar con exactitud el número de muertos, pero se calculan unos 500. Al menos 50 calaveras, algunas aún con cabello, brillaban bajo el sol.

Mientras, el proceso de paz en la ex Yugoslavia sigue su curso con altibajos. Ayer, el presidente de Bosnia-Herzegovina, Alia Izetbegovic, acusó a Croacia de "injerencia" en los asuntos internos de su país en la primera entrevista concedida a la televisión de Sarajevo tras la dolencia cardiaca sufrida el 22 de febrero. Izetbegovic criticó al ministro croata de Defensa, Gojko Susak por manifestar que su ejército defenderá los intereses de los croatas de Bosnia.

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