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"Los científicos que trabajan aislados lo hacen en contra de la ciencia"

Salvador Moncada, premio Príncipe de Asturias, deja la industria farmacéutica

Después de 13 años al frente de los laboratorios de investigación de la empresa multinacional farmacéutica Wellcome, Salvador Moncada, un científico prestigioso asociado en los últimos años al descubrimiento del óxido nítrico, como mediador biológico universal, ha dejado, este puesto para dirigir un proyecto de la Universidad de Londres que le ilusiona. Pretende unir los recursos universitarios e industriales para buscar nuevos medicamentos, sin los condicionamiento comerciales de las empresas farmacéuticas.

El ilustre biólogo abomina igualmente de los "secretismos" de los minilaboratorios en los que cada grupo de científicos se dedica a lo suyo sin saber lo que hace el de al lado. "Los científicos que trabajan en pequeños grupos trabajan en contra de la ciencia", afirma.Moneada (Honduras, 1944), está al frente del proyecto Cruciform, que toma su nombre del edificio de principios de siglo en forma de cruz en el que piensa instalarse. Fue el primer hospital clínico de la historia, asociado a la universidad de Londres y cerrado recientemente por el ministerio británico de Sanidad. La universidad lo ha comprado para albergar a Moncada y su gente, gran parte de ella procedente también de Wellcome, una empresa que fue comprada recientemente por el gigante farmacéutico Glaxo.

Acuerdo con el rectorEste trasvase de activos de investigación de la empresa a la universidad no es algo que pase todos los días, sobre todo en Europa. Moncada lo explica así: "Llegué a hablar con el rector y en media hora estaba todo arreglado, tenía prácticamente los contratos para mi gente y el compromiso de adquirir el edificio".

Luego recuerda que el actual rector es una persona muy vinculada anteriormente a la industria electrónica que sabe ver la importancia de unir fuerzas. Aunque él no lo relaciona, Moncada, que fue premio Príncipe de Asturias, intentó montar un centro similar en España. con anterioridad sin resultados.

"La investigación fundamental sobre la que se montó e proceso de búsqueda de nuevos, medicamentos", explicó Moncada recientemente en el curso La investigación biomédica actual, dirigido por Jesús Villar en la Universidad Menéndez Pelayo, en Tenerife, "se basa en que la investigación farmacéutica ha sido históricamente protegida al permitir altísimas tasas de ganancias en la venta de medicamentos". Ahora, con la crisis de los servicios médicos, la presión para que bajen los precios repercute en la investigación. De ahí los procesos de fusión (le empresas farmacéuticas. "Glaxo Wellcome, por ejemplo, sólo tiene el 5,6% del mercado mundial. Va a haber más fusiones. En el año 2005 se cree que sólo quedarán seis o siete grandes multinacionales que cubrirán el 60% del mercado".

Las empresas farmaceúticas han empezado a pedir a la investigación resultados rápidos, algo que, según explica Moncada, no es posible exigir: "Las empresas están dirigidas por mercaderes, no científicos y nosotros pretendemos trasladar la cultura y metodología de Wellcome, con sus características de eficiencia y trabajo en grupo, a la universidad, a la que también se le exige más autofinanciación".

Para este científico están desapareciendo las fronteras entre disciplinas y como los grandes problemas que quedan por resolver -arteroesclerosis, cáncer, enfermedades neurodegenerativas- son muy complejos, es necesario combinar esfuerzos. Le interesa especialmente contar con un grupo de síntesis química formado por químicos medicinales que entiendan los problemas biológicos.

Búsqueda de fondos

Todo parece muy bonito, por ahora, pero Moncada se encuentra en plena campaña de búsqueda de fondos por todo el mundo. Ya tiene suficiente para mantener su grupo de unas 40 personas (22 de Wellcome más dos grupos académicos) durante cinco años, con financiación básicamente de Glaxo. Al final quiere tener 300 personas, dedicadas a biología celular y molecular, farmacología, bioquímica y un sector de farmacología e investigación clínicas, en parte procedentes de grupos emigrados a Estados Unidos.

La financiación procedería tanto de la universidad, como de la industria y del servicio nacional de salud británico. A la industria le ofrece la propiedad intelectual de los resultados de los trabajos en áreas específicas pero a cambio de royalties si se obtienen productos comerciales. Que la industria le pueda corromper, llevándole a falsificar resultados, por ejemplo, no le preocupa "Sólo se corrompe el que se deja corromper", sentencia.

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