La Comisión se enfrenta a los ministros Hacienda por el dinero para crear empleo
Choque de gigantes en la Unión Europea (UE). Por vez primera en sus 14 meses de mandato, el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, desafía abiertamente, a los quince todopoderosos ministros de Economía y Finanzas (los ecofines). Pretende aplicar 280.000 millones de pesetas -la mitad de los ahorros presupuestarlos previstos de 1977 a 1999- a proyectos generadores de empleo, como la financiación de las grandes redes de transporte transeuropeas y ayudas a pequeñas y medianas empresas. Santer apelará la próxima semana a los jefes de Estado o de Gobierno de la UE, en la cumbre de Turín, a que le apoyen contra ecofines, quienes pretenden que el dinero ahorrado revierta a los presupuestos nacionales.
El presidente de la Comisión propuso redistribuir las partidas presupuestarias programas de 1977 a 1999, en favor de las actuaciones "más creadoras de empleo". La mejora de la gestión, la reforma de la Política Agrícola Común y la más boyante situación del mercado están permitiendo grandes ahorros, sobre todo en las partidas agrícolas. La Comisión calcula, pues, que dispondrá de "un margen estimado en 4.000 millones de ecus (640.000 millones de pesetas) en el período 1997-1999". Y propone utilizar algo menos de la mitad de ese margen para ayudar a financiar las grandes redes y otros proyectos generadores de puestos de trabajo.No es una propuesta revolucionaria. Pero choca frontalmente con el criterio de bastantes ministros de Hacienda. Estos, durándose en salud, reclamaron la semana pasada que todos los ahorros reviertan a los tesoros nacionales. No fueron unánimes -el español Pedro Solbes sostuvo una postura integradora-, pero entre los respondones figuraban los pesos pesados: Reino Unido, Alemania, Francia, Holanda, Suecia y Austria. Unos, deseosos de obtener ingresos extras para reducir sus déficit. Otros, temerosos de que al final las previsiones de ahorro no se cumplan y el cambio de partidas redunde en una disminución de las subvenciones agrícolas.
Santer les respondió ayer con guante de seda. Recordó que fue durante mucho tiempo no sólo, primer ministro de Luxemburgo, sino también ministro de Hacienda, por lo que guardaba "simpatía y comprensión por su posición en general: ellos preferirían siempre ahorrar a sus arcas nacionales, les pagan para ello". Pero sus ex colegas de Hacienda no son los más importantes y, educadamente, se apresta a puentearlos.
Los superiores de los ministros, los jefes de Estado o de Gobierno les ordenaron en las cumbres de Essen y de Madrid que completasen la financiación de las grandes redes, "sobre la base de una propuesta de la Comisión", la que lanzaba. Por eso la lanzaba, por "fidelidad a las orientaciones aceptadas y también por "el imperativo de reforzar la credibilidad de nuestras políticas: no basta con adoptar Libros Blancos, hay que aplicarlos", dijo. "No basta con proclamar que el empleo es una prioridad, hay que pasar a los hechos"., Los 15 líderes "han ido siempre a la carga con este mandato [desde la cumbre de Corfú, en 1994], y ahora lo cumplimos". Santer aseguró que les recordará este compromiso el jueves próximo, en la cumbre de Turín. "Cuento con su comprensión", auguró.
La propuesta de Santer no es maximalista. No reclama el aumento del paquete financiero plurianual de Edimburgo. Se solidariza con la política ortodoxa de reducción de los déficit presupuestarios, al comprometerse también a un presupuesto comunitario "restrictivo" para 1997, y al proponer que la mitad de los 4.000 millones de ecus sobrantes se reintegren a los tesoros de los Quince. De la' otra mitad, 300 millones de ecus se aplicarían a compromisos aún no financiados y sólo 1.740 millones de ecus (280.000 millones de pesetas) se dedicarían a grandes redes (1.200 millones de ecus); investigación y desarrollo (700 millones); y pyrnes (40 millones).
Los 1.200 millones para las grandes redes (adicionales a los 1.800 ya presupuestados) serán insuficientes, pues urgen otros 500, aunque la Comisión espera que tengan un efecto multiplicador. Así, al menos, echarían a andar, financieramente hablando, los 14 proyectos aprobados hace casi dos años en Corfú, entre ellos los dos tramos del tren de alta velocidad 'España- Francia y la autopista Lisboa-Valladolid. Más tarde habría que acudir a otras fórmulas, como el empréstito comunitario.
El siempre prudente Santer parecía ayer transfigurado en la persona de su antecesor, el arriesgado Jacques Delors, quien se enfrentó reiteradamente con los ministros de Hacienda por su oposición a los modestos grifos expansivos programados en su Libro Blanco sobre el empleo (entre ellos, las grandes redes), complementarios de la política de rigor presupuestario establecida en Maastricht. Santer consideró que la emisión de deuda comunitaria -el llamado empréstito Delors- "es la fórmula más adecuada para completar la financiación de las grandes redes", aunque sólo complemente a las otras financiaciones, y anunció que se propone reestudíar el asunto junto al Banco Europeo de Inversiones.
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