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Sigourney Weaver: "El mundo de hoy necesita más comedias"

La actriz americana encarna a una psiquiatra fóbica en 'Copycat'

Rocío García

"Que no me den voces", sugirió antes de posar para los fotógrafos. No hizo falta. Su presencia creó una calma inusitada. Sonrió, se sentó, se quitó la chaqueta, se la volvió a poner y sonrió de nuevo. Todo ello en las escaleras del hotel Ritz y durante 10 minutos. La actriz norteamericana Sigourney Weaver encarna a una psiquiatra fóbica en Copycat, la película en la que comparte protagonismo con Holly Hunter y que se estrena el próximo día 29, pero lo que más desea es hacer comedia. "Doy lo mejor de mí en la comedia, pero me han encasillado en el papel de actriz seria. El mundo de hoy necesita más comedias", dijo.

Sólo las pequeñas arrugas que se le forman en las comisuras de la boca cuando sonrie delatan su edad. A sus 45 años, Sigourney Weaver está bellísima, lo que unido a una inteligencia poco usual en el mundo de las estrellas de Hollywood hacen de ella una mujer envidiable. Recién llegada de París, adonde regresó por la tarde, la actriz confesó que le importa muy poco la opinión que de ella se tenga en Hollywood. "El actor debe elegir lo que quiere hacer desde el fondo de su corazón", dijo.En Copycat, un thriller de suspense, encarna a una psiquiatra criminalista que sufre de agorafobia y vive confinada en su apartamento con el ordenador como único contacto con el exterior. Junto a una ambiciosa detective de policía (Holly Hunter) emprende una carrera contrareloj por detener a un asesino en serie que tiene aterrada a la ciudad de San Francisco. La importancia que han cobrado las mujeres en Hollywood no es, para Sigourney Weaver, "nada más que el principio". "Por fin los estudios han comprendido que el público quiere ver mujeres en las películas y no sólo hombres corriendo y luchando. Quieren ver historias reales donde las mujeres desempeñan un papel interesante", dijo la actriz, famosa desde su interpretación en el filme Alien.

Veterana luchadora de los derechos humanos -"además de darnos las mejores mesas en los restaurantes, los actores podemos recalcar los problemas que existen y darles mayor difusión"- y por ello orgullosa como actriz y como persona de haber realizado La muerte y la doncella, filme en el que interpretó a una torturada que se venga de su torturador, Sigourney Weaver deplora la violencia en el cine y se declara en contra de la pena de muerte -"en mi país no ha conseguido limitar o reducir la criminalidad"-.

Y aunque la historia de Copycat gire en torno a un asesino en serie, de aspecto inocente, la actriz asegura que el filme "no glorifica la violencia, sino que intenta mostrar el aspecto interior de estos seres humanos". "El hombre siempre ha tenido tendencia y curiosidad por explorar los aspectos sombríos y monstruosos de esas personas aparentemente normales y que esconden algo oscuro", dijo la actriz, que eligió una camisa de seda de color rosa chicle, una chaqueta ajustada de cuero negra y pantalones del mismo color.

Tan convencida como, está de que el actor es aquél que se dedica a observar a su alrededor y a trabajar sin emitir juicios de valor, lo está de la falta de comedias en el mundo del cine. "Tenemos tantos problemas que lo mejor que podemos hacer son comedias". Ya se ha puesto a ello. Después de rodar en Praga el papel de madrastra de Blancanieves en una lectura freudiana del cuento que todos conocemos y de aceptar realizar la cuarta parte de Alien -"tendré que renacer"-, está trabajando con Kevin Kline en Tormenta de hierro, una comedia dirigida por Ang Lee, y prepara para el otoño neoyorquino la obra de teatro Sex show, en la que interpreta a una mujer que desea el sexo cada quince minutos y es llevada al Congreso de Estados Unidos por comportamiento inmoral.

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