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50 universidades tratan en Granada sobre sitiales, birretes y pañetas

La regulación del protocolo reúne a un centenar de expertos

En pleno umbral de una nueva legislatura, secretarios y oficiales de cincuenta universidades españolas han estudiado en Granada, entre otros asuntos e semejante gravedad protocolaria, cuándo los doctores deben despojarse del birrete y cuándo han de permanecer tocados; en qué fila se han de sentar os arzobispos o en qué se diferenciaban las puñetas de los trajes académicos de los ministros y los decanos en 1850.

El primer encuentro interuniversitario sobre protocolo se ha desarrollado a lo largo de dos laboriosas jornadas en que han intervenido 23 secretarios generales y ochenta expertos en aplicar las normal de comportamiento académico en 50 universidades del país. El primer logro de la reunión, que cada rectorado ha pagado por su cuenta, es la inmediata creación en todas las universidades del puesto de jefe de protocolo que hasta ahora recaía sobre el secretario o el oficial mayor.A pesar de los muchos asuntos tratados, el asiento que debe ocupar el presidente del Consejo Social fue el que más controversia suscitó. La propuesta de Manuela Suárez, del gabinete de Relaciones Institucionales de Granada, tendente a sacar de la mesa de la presidencia a dichos cargos en los actos académicos provocó una fuerte polémica. Manuela Suárez defendió que, aunque los consejos controlan el nombramiento del gerente y supervisan los asuntos presupuestarios, son ajenos en realidad a la vida académica. En consecuencia, sus presidentes sólo deben sentarse a la derecha del rector en la firma de convenios, por ejemplo, pero no en las aperturas de curso o en el nombramiento de los doctores honoríficos.

Pero ¿quién quita de la presidencia a conspicuos banqueros o empresarios a quienes ningún protocolo ha disputado hasta ahora su asiento preferente? Suárez ha estudiado a fondo las universidades inglesas, francesas y norteamericanas, pero no ha encontrado un cargo semejante al del presidente del Consejo Social.

El birrete de los doctores fue el centro de otro debate que contó con numerosas intervenciones. "El rey Felipe II concedió a los doctores la gracia de permanecer sentados y con el birrete puesto en los actos solemnes", explica. La tradición se ha mantenido, pero la relajación de las costumbres ha demostrado que en ciertos actos, ya sea por su excesiva duración o a causa del calor, el birrete o "bonete con flecos" -que el protocolo define como "gorro de seis lados y seis ángulos iguales y con flecos"- es menos un gorro que un engorro. De ahí que los rectores más flexibles, en un momento determinado, puedan interrumpir el acto y gritar: "Sentaos y descubríos", lo que provoca el alivio del claustro. Sin embargo, nada hay escrito y, según Manuela Suárez, todo queda al arbitrio o a la misericordia del rector. La Universidad de Baleares propuso su propia solución: dar al birrete el mismo trato que a un sombrero, de modo que los doctores se destoquen siempre que entren en un lugar cubierto o de respeto.

¿En qué fila colocamos a los obispos en una universidad laica?", propone Manuela Suárez como otro de los arduos asuntos de urbanidad académica a resolver. En Granada se les sienta al lado de los militares, pero la decisión no está documentada sino que es fruto del sentido común del encargado del protocolo.

Los organizadores del congreso creen que el protocolo no es una cuestión baladí o en desuso, sino todo lo contrario. La prueba es la unanimidad de las universidades en enviar a sus expertos a la reunión de Granada, y el expectante silencio con que un centenar de personas atendía ayer a Ana Martín Villegas, de la Universidad de Zaragoza, mientras explicaba: "Los elementos fundamentales que constituyen el traje académico son: la toga, las puñetas, la muceta, el birrete, los guantes blancos, la medalla, el bastón de mando y la placa".

Sin embargo, en el 80% de los centros no hay una normativa escrita y el 90% de los miembros de la comunidad universitaria, según datos citados en el encuentro, rechazan en apariencia tales entretenimientos.

En adelante será la recién constituida Asociación para el Estudio y la Investigación del Protocolo Académico la que unifique en lo posible los criterios, ahonde en las raíces y, transcurrido cierto tiempo, proponga al Consejo de Universidades la adopción de unas guías protocolarias.

Cada cual en su sitio

Julio Iglesias de Ussel, decano de la facultad de Ciencias Políticas de Granada, fue quien abrió fuego en el encuentro sobre el protocolo planteando una curiosa paradoja: la necesidad de reglamentar las distancias en una sociedad igualitaria.Iglesias señaló: "Cuando las sociedades eran profundamente desigualitarias, cada persona debía asumir su papel en la sociedad. Cuando las sociedades son igualitarias es cuando se convierte en imprescindible el reglamentar las distancias, regular las prelaciones en la vida social".

Iglesias de Ussel argumentó a favor del protocolo, el desarrollo de los estados autonómicos, y "la incorporación de la mujer, que modifica la vida social". Ussel planteó la contradicción que se da entre los políticos respecto al protocolo: "Declaran no concederle importancia, para así resaltar su populismo, pero reivindican su relevancia en el escenario público ocasionando si es necesario tensiones por ese motivo".

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