Jack Lemmon: "Nadie conoce el secreto para el éxito de una película"
El veterano actor norteamericano Jack Lemmon, que sigue en la brecha y ayer recibió un Oso de Oro en la Berlinale por el conjunto de su carrera, declaró que nadie conoce el secreto del éxito de una película y lamenta que hoy día se dé más importancia a los efectos que a la interpretación. Lemmon no está de acuerdo con el exceso de sexo y violencia en el cine y considera que el miedo al fracaso constituye un buen punto de partida para una buena actuación.
Entró con el mismo aire de oficinista a quien sus jefes le piden el apartamento para llevarse a un ligue. Más de 40 años de cine encima, con películas inolvidables.
Lemmon respondió con generosidad y amplitud a todas las preguntas, en una conferencia de prensa llena de anécdotas y observaciones, sin el menor asomo de delirios de estrella, aunque en este caso lo sea de verdad. "El cine ha cambiado por completo en los últimos 40 años", dijo Lemmon. Del control de las productoras se ha pasado a poder hoy realizar producciones independientes, aunque sea difícil rodar, "porque una película cuesta hoy día en América, por término medio, 30 millones de dólares (3.750 millones de pesetas) y eso sin muchos efectos. Me gusta poco que cada vez se da más importancia a los efectos, en vez de a la relación interpersonal. Se dejan llevar por la violencia y el sexo, de forma exagerada y sexo y violencia pasan a representar un papel principal".
Matthau y Wilder
Piensa Lemmon que las productoras no tienen por qué saber Io que le gusta al público, "a veces una película mala tiene gran éxito y al revés, nos, preguntamos cómo puede ser que un director y un grupo de grandes actores con talento hagan una porquería de película". Llega Lemmon a la conclusión de que "nadie conoce el secreto para que una película tenga éxito". Dos personas ocuparon gran parte de la exposición de Lemmon ante la prensa ayer en Berlín: el actor Walter Matthau y el director Billy Wilder, con quienes realizó algunos de sus mejores trabajos. De Matthau dijo que está muy próximo a él, siempre lo estuvo, aunque, por culpa de la guerra, nunca llegaron a actuar juntos en Nueva York, donde Matthau ya era una figura en Broadway. Tampoco coincidieron en los inicios de la televisión, hasta que los juntó Wilder. Matthau, según Lemmon, "es un tipo loco, un lunático, porque él no es de esta tierra, un tipo estupendo. Estamos en la misma longitud de onda y yo sé lo que él piensa antes de que abra la boca". Aunque no quiere nombrar a los colegas con quienes mejor trabajó, surgen, además de Mathau, los nombres de Marilyn Monroe, Jody Holliday y Jane Fonda. Entre los directores nombra, junio a Wilder, a George Cukor, quien le ayudó mucho en su primera película y determinó que Lemmon se trasladase a Los Ángeles para dedicarse de lleno al cine y dejar el teatro.
Lemmon tenía al principio una opinión despectiva sobre el cine, que consideraba cosa de adolescentes, "pero era una postura estúpida, que cambié, y di un giro de 180 grados". Recuerda de Marilyn que durante el rodaje de Con faldas y a lo loco sacaba de sus casillas a Wilder y al actor Tony Curtis, porque siempre llegaba tarde. Del estilo de rodar de Wilder dice que no paraba de caminar y de moverse y siempre estaba dictando cosas sobre la marcha a su ayudante. A la hora de hablar de Desaparecido (Missing), Lemmon dice que ha sido uno de sus papeles más importantes y alaba a su director, Constantin Costa Gavras, como "un genio, uno de los mejores directores que tenemos". En esa película Lemmon interpreta el papel del padre en busca de su hijo desparecido en los primeros días del golpe militar de Pinochet en Chile. Recuerda Lemmon ahora en Berlín que todavía mantiene contacto con la familia real del joven norteamericano asesinado en Chile, "eran personas extraordinarias".
Babelia
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