Jacqueline Bisset: "En Hollywood triunfan las bellezas operadas"
La actriz presenta en Madrid la última película de Chabrol
Ha sido y es una de las mujeres más guapas de la historia del cine. Pasada ya su edad dorada, a los 51 años Jacqueline Bisset observa ahora a las actrices de Hollywood y le parecen, a causa de las operaciones, como "animales asustados". "En Hollywood aman ese tipo de mujeres", dice la actriz, que no piensa de momento pasar por el aro -aunque dentro de una década, ¿quién sabe?", añade con una sonrisa que exhibe sus arrugas-. Su lema es que un espíritu interiormente feo nunca podrá transmitir una imagen de generosidad.
En La ceremonia, película que se estrena el 1 de marzo y en la que Claude Chabrol revive el drama de Las criadas de Genet, Jaequelíne Bisset tiene un papel secundario, frente a las protagonistas Isabelle Huppert y Sandrine Bonnaire. Pese a ello, no ha dudado en participar en la promoción, y ayer, en Madrid, alabó el trabajo de sus compañeras y aguantó el tirón de una rueda de prensa por la mañana y de una larga lista de entrevistas por la tarde. Ésta se celebró en los pasillos de un hotel -en su habitación preparaban un decorado-, con una Bisset que se había puesto cómoda y apareció vestida de pantalón y un simple jersey de pico (aunque perfectamente peinada y maquillada). Su humor, poco complaciente consigo misma, deja claro el origen británico de la actriz. "La cirugía estética me da miedo", señala Jacqueline Bisset. "No es que esté en contra. Debe ser que no tengo el coraje para someterme a ella. Conozco a muchas chicas que se han tocado levemente, un poco los ojos, por ejemplo, y se sienten felices, aunque yo no percibo la diferencia. Y cuando se hacen muchas cosas en la cara parecen animales asustados. Mi agente de prensa de Hollywood me dijo un día: 'Jackie, tienes que pensar en ello, ¡porque eres la úníca que conozco que no se ha hecho nada! Eres incomparable, estás muy bien, ¡pero ellas parecen mucho más jóvenes!' Mi agente estaba intentando informarme de cómo está establecido el baremo en Hollywood: las de 40 parecen ahora de 28; las de 45, de 35, y las de 50, de 40. Lo más gracioso es que en ese momento había un director que ofrecía un papel a una cara no operada. Por muy poco no lo conseguí. Creo que si me lo hubieran dado habría despedido a mi agente de prensa".
El hecho de envejecer es visto por Jacqueline Bisset desde un punto de vista filosófico, "el de que hay que aprender a convivir con uno mismo", dice. "La belleza viene de dentro, aunque el exterior sea importante. Cuando envejeces, lo que asoma son las cualidades internas. Por eso, me parece que en una persona mezquina cualquier cosa que haga parecerá fea vista desde fuera.
Para ser bella hay que trabajar la espiritualidad, la generosidad y el amor hacia la humanidad....más un buen corte de pelo, higiene, buen olor y, a ser posible, una voz agradable".
Sexualidad terrenal
A Bisset la belleza no le fascina si no va acompañada de características vitales. "Cuando pienso en la gente a la que más admiro no pienso necesariamente en las grandes bellezas, sino en las que han vivido más", afirma. "Mis ídolos son Jeanne Moreau; Simone Signoret; me gustaba Ava Gardner, que sí era una perfecta belleza; Silvana Mangano.... gente con el espíritu de la tierra, no tanto con una pura belleza sino con una sexualidad terrenal que es lo que me fascina".
El misterio de ojos azules y rostro ovalado de Jacqueline Bisset ha cautivado a directores como John Huston (El juez de la horca y Bajo el volcán), Georges Cukor (Ricas y famosas), Stanley Donen (Dos en la carretera) o François Truffaut (La noche americana). Sobre Huston dice que era una personalidad legendaria que inspiraba respeto y temor. "Todos intentaban que él les sonriera, que les dignificara con la atención de su magnetismo. La gente proyectaba sobre él sus propios deseos y miedos. Y él simplemente estaba allí, relajado, como un abuelo. Podía ser cortante, y muy autocrático, lo mismo que Georges Cukor, que era increíblemente impaciente, debe ser porque tenía 82 años cuando trabajé con él. Pero era también extraordinario".
El peluquero
Podría ser una frase sacada de Ricas y famosas: "el mejor amigo de una mujer es su peluquero". En el caso de Jacqueline Bisset, es la verdad. La actriz se sintió un poco aislada durante el rodaje de La ceremonia precisamente porque su peluquero, que la sigue desde hace 14 años, no pudo acudir al rodaje. Ella lo cuenta poniendo gestos y riéndose bastante de sí misma. "En esos 14 años se ha establecido una relación particular. Sabe todo sobre mí. Conoce mi voz y mis párpados. A veces les dice a los que me rodean: 'mejor que la dejéis un rato sola'. Me hace relajarme y amar. También me ha enseñado cosas de la vida sobre el trato con las personas, y me ha advertido cuando pasaba junto a un nido de serpientes. Yo era muy naif".Y, además, la peina. "No me gusta que me toquen la cabeza. Si no está él, lo hago yo. La gente no suele tener el toque preciso. Me pongo tensa cuando veo el rulo en la posición equivocada. Tras una sesión en la que me hayan peinado mal me quedo exhausta, se me olvida el papel".
Babelia
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