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El Guggenheim relaciona el arte abstracto con las aspiraciones del hombre del siglo XX

136 obras de 49 artistas explican en Nueva York el riesgo liberador de la abstracción

El Museo Guggenheim de Nueva York inauguró ayer una de las más ambiciosas y complejas muestras que se han montado nunca sobre la abstracción. "Lo que aquí se explica es que el arte abstracto define un impulso central de las aspiraciones del hombre en el siglo XX", dijo su organizador, Mark Rosenthal. Una selección variada, pero no dispersa, de 136 piezas de 49 artistas europeos y americanos, llenan por completo el edificio espiral de Frank Lloyd Wright que alberga el Guggenheim. La muestra, La abstracción en el siglo XX: riesgo total, liberta4 disciplina, podrá contemplarse sólo hasta el 12 de mayo, y no viajará después a ningún otro museo del mundo.

Esta última circunstancia convierte a la exposición en un evento todavía más singular, ya que coleccionistas de todo el mundo se han animado así a prestar obras que no habrían dejado en caso de ser una muestra itinerante.Además, algunos artistas han creado obras expresamente para la exposición, como la gigantesca pieza de Frank Stella Schools and Schools masters, un engendro de acero y aluminio que pesa más de tres toneladas y que hace pensar, más que cualquier otra cosa, en cómo la habrán podido colocar en una de las rampas circulares más elevadas del museo.

Según el Guggenheim se trata de la primera vez que un solo recinto alberga muestras de la historia completa de la pintura y la escultura desde comienzos de siglo hasta la actualidad. Abarcando desde los cuadros de Vasili Kandinsky, Kazimir Malevich y Piet Mondrian en los años diez, hasta los posmodernistas de los ochenta, pasando por el expresionismo abstracto de los americanos Jackson Pollock, William de Kooning y Mark Rothko a mitad de siglo, la exposición busca el difícil equilibrio de no resultar "enciclopédica" ni ser, en el otro extremo, "una colección de sellos", como explicó el viernes Mark Rosenthal.

"Todas estas obras siguen vivas hoy día. Al contrario que otros ismos de este siglo, el arte abstracto no es un dinosaurio", añadió. El comisario dijo también que la exposición trata de funcionar a la vez como un proceso educativo para el visitante y como una declaración de cara al mundo del arte profesional.

Liderazgo a tres

La muestra arranca con varios cuadros de Kandinsky (Composición 8, 1923), Malevich y Mondrian (Trafalgar Square, 1939-43), tres europeos a los que se otorga el liderazgo en la tendencia a "dejar de funcionar como reflectores de la realidad". En su intento de desprenderse de la figuración y ser el objeto de sí mismos, Mondrian desarrolla sus inconfundibles rectilíneos (la resaca de su gran retrospectiva en el MOMA todavía se respira en Nueva York) y Malevich define un abstracto duro, el "suprematismo", componiendo lo que se supone, el primer cuadro de un solo color del arte, Blanco sobre blanco (1918). (En la exposición también hay colgados otros dos cuadros monocromáticos, uno negro y otro azul, de Yves Klein).

Kandinsky, Miró, y los móviles de Jean Arp son algunos de los. representantes del periodo de entreguerras. Los europeos emigrados a Estados Unidos tras la II Guerra Mundial inauguran luego la escuela de Nueva York y el expresionismo abstracto. Hay suficiente espacio en el Guggenheim para que la obra de artistas como Franz Kline, Willem de Kooning, Jackson Pollock y Mark Rothko no quede representada por una sola pieza de cada uno.

Los contemporáneos Richard Long (Carrara line, 1985), Frank Stella y Eva Hesse (Untitled, Rope piece, 1970) contribuyen con algunos de los trabajos más recientes de la historia del arte abstracto. Precisamente es una frase extraída de un ensayo de Eva Hesse la que ha proporcionado el nombre a esta exposición: la concepción del arte abstracto como una tarea de "riesgo, libertad y disciplina totales".

Rosenthal llevaba 20 años tratando de concebir la exposición, que el Guggenheim había programado, sólo para acabar echándose atrás, en nueve ocasiones desde comienzos de los años ochenta. "La abstracción es un concepto impreciso" explicó Rosenthal, "pero siempre, estuvo clara cuál fue la actitud de los artistas hacia él. Incluso artistas que no lo adoptaron, como Picasso, eran muy conscientes de que no lo hacían y por qué".

El ayudante de Rosenthal en el Guggenheim, Matthew Drutt, escribe que "todo arte es inherentemente abstracto porque toda traslación de ideas en formas, es un tipo de abstracción", y que "mientras el arte siga teniendo un sitio en la sociedad en el que pueda distraernos de la rutina y trasladamos a un estado de contemplación y reflexión, el vacío hipnótico de la abstracción seguirá resonando como una irresistible fuente de inspiración".

En The New York Times, Michael Kimmelman recomienda ver la exposición "por el puro placer" de disfrutar de las obras. "Es, sobre todo, una celebración de la abstracción", dice, "el gran movimiento definidor del siglo XX, que alcanzó momentos exaltados en algunas de las piezas de esta muestra". Y cita a Pollock, Kandinsky, De Kooning, Hesse, Gerhard y Riclíter.

Abstracción en el siglo XX incluye también otras actividades paralelas de música, conferencias y actividades educativas, así como una reconstrucción del Museo de Pintura No-Objetiva, que era originalmente el hogar de la colección de Solomon H. Guggenheim antes de que el arquitecto Frank Lloyd Wright construyera el inconfundible edificio de la Quinta Avenida.

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