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Francia ahonda sus reformas y Alemania baja impuestos y gasto social para lograr la UEM

Francia y Alemania podrían anunciar hoy, simultáneamente, medidas para reactivar sus economías y allanar el camino hacia la unión monetaria. No se trata, según el diario Le Monde, de una auténtica concertación entre ambos países, sino tan sólo de hacer coincidir en el tiempo la presentación de dos planes muy distintos con los que fomentar el consumo y la inversión para evitar que sus economías, que crecerán este año en torno al 1,5%, entren en recesión. Mientras Alemania prepara medidas claras de reducción de impuestos y recortes de gastos sociales, Francia ahondará en políticas que ya están en marcha: privatizaciones, recortes sociales... Los decepcionados por estas propuestas piden acordar ya una paridad entre el franco y el marco.

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París, desde hace quince días, somete a Bonn a un cortejo público muy atrevido. Jacques Chirac descubrió el 15,de enero la existencia de "una iniciativa franco-alemana de relanzamiento", de la que el canciller Kohl no pareció saber gran cosa. Cinco días después el ministro de Finanzas francés, Jean Arthuis, decía haber llegado a "la confirmación de una voluntad de coordinación y concertación", después de hablar con su homólogo germano, Theo Waigel, que fue más modesto: "Hemos tenido un intenso intercambio de opiniones".,Ahora los alemanes, que hasta el momento se habían mantenido en materia económica en el terreno de los acuerdos-marco, es decir, de definición de las grandes líneas de actuación, parecen estar dispuestos a tomar medidas concretas: se habla de una reducción del orden del 7,5% del Impuesto de Solidaridad, creado para pagar la reunificación y se habla también de privatizaciones. Entre ellas, la de la compañía aérea Lufthansa o la DG Bank.

Recorte de prestaciones

Pero sobre todo en Bonn parece haberse trazado un plan que tiene su vertiente social (suprimir las facilidades de las que se beneficiaban quiénes querían jubilarse a partir de los 55 años, reducir por parte de la Seguridad Social el reembolso de los gastos médicos, hacer más restrictivo el acceso al subsidio de desempleo) y su vertiente fiscal (disminución de la presión impositiva sobre las empresas y una reducción también del impuesto sobre la renta que, en este caso, se compensa ampliando la base de quienes están obligados a declarar al suprimirse ciertas desgravaciones).

Alemania quiere reducir en 30.000 millones de marcos sus gastos sociales y pretende conciliar la disminución de la presión fiscal con la reducción de los déficits públicos. Una eventual alza del IVA está en estudio. Bonn reducirá a partir de 1997 el Impuesto de Solidaridad con el que se financia la reconstrucción de la antigua Alemania del Este.

El Impuesto de Solidaridad representa actualmente el 7,5% de los ingresos salariales y a partir de julio de 1997 será reducido al 5,5%. La medida costará a las arcas del Estado alemán 4.000 millones de marcos anuales (aproximadamente 340.000 millones de pesetas).

La renuncia a tan importante fuente de ingresos obligará a la administración pública alemana a enfrentarse a la disyuntiva de reducir de nuevo su partida de gastos o incrementar el déficit público, que ya en las circunstancias actuales le hace perder el tren de Maastricht. Según el Informe Económico Anual que será aprobado mañana por el Ejecutivo, el déficit superará este año el 3% del PIB que exige en los criterios de convergencia de Maastricht para la moneda única.

Las medidas francesas serán mucho más modestas, entre otras cosas porque algunas de ellas ya han sido puestas en práctica, como es por ejemplo la proliferación de privatizaciones, el aumento de dos puntos del IVA, o el dar facilidades fiscales a las empresas. También frena el ímpetu reformador la debilidad política del gobierno Juppé y el recuerdo de la enorme protesta social del mes de diciembre. Ahora se habla tan sólo de un proyecto destinado a potenciar el sector de las viviendas y despachos de alquiler así como de resolver el embrollo causado por la llamada libreta A, un producto que aglutina una gran parte del ahorro popular y al que se quiere privar de las ventajas fiscales de las que se beneficia.

Todas esas medidas simultáneas pero no concertadas entre alemanes y franceses no hacen sino ratificar la opinión de quiénes creen y piden que Bonn y París acuerden, antes de la conferencia intergubernamental de los Quince en Turín, la paridad entre el marco y el franco como medida de choque para sacar la política europea del marasmo.

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