Informes y pensiones

LA INCIDENCIA que puede tener la desaceleración observada en países como Francia y Alemania es la principal incógnita -y el peor temor- que pende sobre la evolución'de la economía española en 1996, año que, en, general, se presenta bastante favorable. Así lo consideran tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en sus informes respectivos, difundidos estos días.Ambos estudios consideran factible que España cumpla en el plazo previsto los criterios de convergencia que dan acceso a la moneda única. Para ello será preciso abordar algunas reformas tendentes a contener el gasto público de forma que puedan sanearse las finanzas públicas a tiempo de evitar una espiral de endeudamiento que comprometa el crecimiento futuro. La refórma de la sanidad y la del sistema de pensiones -que absorben el 36% del presupuesto- se señalan como los dos campos prioritarios de actuación. El informe del FMI incide también en las transferencias a las administraciones territoriales, y el de la OCDE critica por vacío el Pacto de Toledo sobre las pensiones.

El entorno exterior favorable, la moderación salarial, el buen año turístico y el comportamiento de las exportaciones (estimulado por una peseta devaluada) han determinado la evolución favorable de la economía española en 1995. Las perspectivas para este año y el siguiente son de mantenimiento del crecimiento en torno al 3%, ligeramente por encima de la media de la Unión Europea, aunque por debajo del 3,9% contemplado en el Programa de Convergencia para el bienio 1996-97. Por debajo también de la previsión de crecimiento (3,4%) del Gobierno para este año. Ese desfase afectará negativamente a la recaudación y repercutirá en el déficit si no se compensa con otros ingresos o rebajas en el gasto. La OCDE propone actuaciones de contención del gasto y contra el fraude fiscal.

Este organismo internacional, abiertamente partidario de introducir en las pensiones el sistema de capilalización frente al de reparto, considera inútil el Pacto de Toledo. El secretario de Estado de Empleo, Marcos Peña, calificó ayer de "disparate" esa opinión y se preguntó si "sirve para algo" la OCDE. El informe elaborado por el ex ministro chileno José Piñera -que publica hoy este periódico en las páginas de Economía- reconoce que la aplicación del sistema de capitalización provocaría de inmediato un aumento del déficit en un 1,5%.

No hay, pues, a corto plazo recetas infalibles. En el Pacto de Toledo, los principales partidos, con la excepción de Izquierda Unida, se comprometen a mantener el actual sistema, público y con mecanismo de reparto, pero no garantizan, ni pueden hacerlo, la cuantía de tales pensiones. De entrada, un acuerdo de los actuales grupos parlamentarios no compromete las decisiones que pueda adoptar el Parlamento dentro de 25 o 30 años, que es cuando, puede entrar en crisis el sistema actual por razones demográficas. Pero además, la cuantía de las pensiones depende también de la evolución de la economía. Es puro voluntarismo asegurar que con el sistema de reparto se garantizan las pensiones futuras, al menos de los menores de 40 años. Lo disparatado es que algo que tanto afecta a todos haya sido excluido del debate electoral.