Arafat utilizará su aplastante triunfo electoral para acabar con la violencia contra Israel

Fortalecido por su arrollador triunfo histórico en las urnas, Yasir Arafat tiene ahora que convencer a sus críticos en el exilio de que ya no existe otra opción que enterrar el hacha de guerra y proclamar tanto el fin de la guerrilla palestina como el derecho de Israel a existir como Estado. Ésa era la tarea a la que se hallaba ayer abocado el flamante presidente electo de Palestina después de que Israel dijera estar dispuesto a eliminar todas las trabas para la convocatoria de una sesión del Consejo Nacional Palestino (CNP) -el Parlamento en el exilio- en cualquiera de los territorios autónomos.

"Ahora se debe consolidar la paz", declaró Arafat en su primera conferencia de prensa tras la victoria electoral, celebrada junto con la troika europea, ayer en. Gaza.La reunión del CNP tendría como fin la reforma de la Carta Magna palestina para poner constitucionalmente el punto final al estado de guerra con Israel y avanzar hacia una nueva etapa inspirada en la idea de la partición de la Palestina histórica: dos Estados soberanos colindantes como lo que propuso la resolución 181 de la ONU tras la creación del Estado judío en 1948.

En el ambiente de celebración que crearon las informaciones de la comisión electoral palestina -alrededor del 70% de participación electoral y la elección de Arafat por el 88,1% de los votos- era difícil encontrar a alguien capaz de esbozar la magnitud del nuevo desafío que se presenta ante el rais.

La oferta hecha por el primer ministro israelí, Simón Peres, de dar el visto bueno para que entren en los territorios ocupados (Israel todavía controla las fronteras de Gaza y CisJordania) los 450 parlamentarios revolucionarios del CNP ya ha sido desechada por dos de sus más importantes componentes: El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDPL).

"El CNP se reunirá en Palestina cuando a todos sus miembros se les permita retornar y se les reconozca el derecho a moverse con libertad", fue la tímida reacción del portavoz de Arafat, Nabil Abu Rodeineh. Fecha para la sesión del CNP todavía no existe, pero Israel se encargó de recordar que, según lo acordado en septiembre cuando se extendió la autonomía a Cisjordania, Arafat, en su calidad de presidente electo, debe convocar al Parlamento en el exilio en un plazo de "dos meses". En medios cercanos a. éste se mencionaba anoche el 17 de marzo como fecha probable para la sesión extraordinaria en un lugar que todavía no se ha determinado.

Georges Ha6ash, el anciano pero combativo líder del marxista FI>LP, desde hace años confinado a una vida más bien sedentaria en Damasco, reflejó la opinión de muchos de los militantes del frente de rechazo con voz y voto en el CNP cuando dijo que celebrar una sesión en los territorios autónomos de Arafat equivalía a responder a los dictados de Israel. El veterano médico palestino dijo en la capital siria que todos los palestinos -y no solamente los miembros del CNP- deberían primero retornar a su patria para tomar una decisión tan crucial como el poner fin al estado de guerra con Israel. "¿Cómo podría ir yo a Palestina mientras a mis compañeros se les niega el derecho de vivir en su tierra?", afirmó Habash refiriéndose a los cuatro millones de palestinos de la diáspora.

Nayef Hawatmeh, el igualmente anciano líder del también marxista FDLP y vecino de Habash en Damasco no hizo una declaración pública de respuesta a la oferta de Peres, pero se da por descontado que asumirá una postura similar a la de su colega izquierdista. Los guerrilleros de antaño que en 1965 consiguieron un asiento en el CNP, como Abu Abás, el líder del Frente para la Liberación de Palestina (FLP) tampoco se ha pronunciado.

Los que sí han expresado su sentimiento -ira- son los derechistas israelíes que no olvidan los sangrientos ataques de esas organizaciones guerrilleras. Para muchos de ellos, la legitimación de Arafat como líder político amenaza con abrir las puertas a los más acérrimos enemigos del Estado israelí.