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La mitad de una comarca de Lugo sufre de ansiedad por los continuos seísmos

Miles de vecinos de Becerreá tienen problemas de sueño, fobias e irritabilidad

Xosé Hermida

Los más de un centenar de pequeños terremotos registrados en una comarca del interior de Lugo desde los últimos días de noviembre han sumido a buena parte de sus cerca de 25.000 habitantes en un estado de ansiedad y depresión. Los médicos del municipio de Becerreá, uno de los más afectados por los seísmos, calculan que la mitad ¿te la población sufre problemas de sueño, fobias e irritabilidad. En la madrugada del jueves se registraron otros dos temblores de tierra que, a pesar de que no superaron los 3,3 grados de intensidad en la escala de Richter, mantuvieron, a los vecinos en constante alerta.

Los mensajes tranquilizadores e te las autoridades locales y de los científicos del Instituto Sismológico Nacional no han logrado calmar a los habitantes de media docena de municipios de la montaña de Lugo que desde hace dos meses ven cómo la tierra no cesa de moverse bajo sus Pies. Los vecinos se quejan de que la información oficial es confusa y contradictoria, ya que no fueron advertidos de que los temblores se podían prolongar durante tanto tiempo.Carlos Fariñas, médico del centro de salud de Becerreá (4.000 habitantes), ha recibido en las últimas semanas una avalancha de pacientes que piden ayuda para dormir y superar la excitación nerviosa. Entre ellos hay un buen número de niños en tratamiento, aunque el síndrome afecta por igual a la gente, sin distinción de edades ni sexo. "No es un dato exacto, pero sin exagerar nada calculamos que el 50% de los habitantes del pueblo está padeciendo ansiedad o depresiones", apunta Fariñas. "La cifra incluso debió de ser mucho mayor entre los días 29 y 30 de diciembre". El 24 de ese mes se registró el terremoto de mayor intensidad, que superó los cuatro grados en la escala de Richter, y cientos de personas atemorizadas pasaron la Nochebuena en sus coches por el pánico a nuevos temblores.

"Se han juntado muchas cosas", explica el médico. "Por una parte, Galicia es una de las zonas de España donde se producen más depresiones a causa del clima lluvioso, una tendencia que se acentúa más en zonas de montaña como ésta. Y de otro lado, coincidió con la Navidad, fechas donde ya de por sí la gente se vuelve nostálgica".Cambio de domicilio

Son frecuentes los casos de personas que han tenido que cambiar de domicilio o que sienten fobia a las zonas de su casa donde se encontraban en los momentos en que se produjeron los seísmos de mayor intensidad. "La gente percibe su propio dormitorio como el lugar más seguro del mundo", señala Fariñas; "en el momento en que allí dentro ocurre algo extraordinario, que podría ser un robo o en este caso un terremoto, esa sensación de seguridad se derrumba y es normal que muchas personas tengan miedo a entrar de nuevo".

Los médicos subrayan que los temblores nocturnos no suelen pasar inadvertidos para los niños, pese a que normalmente suelen tener un sueño muy pesado, lo que delata el estado de ansiedad en que viven. Además, han percibido un cambio en las reacciones de la gente desde que se iniciaron los seísmos.

Según Fariñas, al principio se trataba de un miedo instintivo que poco a poco se ha ido racionalizando, ya que la población teme que cualquier día los temblores alcancen una intensidad verdaderamente peligrosa. En todo caso, el médico de Becerreá advierte: "Nos precupa el estado de ansiedad de la gente, pero la situación no es en absoluto alarmante".

Los seísmos han causado daños menores, como grietas en casas o derrumbes de construcciones antiguas. Sin embargo, sus efectos han alcanzado a zonas muy alejadas del epicentro -situado en una falla que atraviesa el sureste de Lugo-, como en el municipio de Ortigueira (La Coruña), donde la empresa de Ferrocarriles de Vía Estrecha (FEVE) tuvo ayer mismo que suspender el tráfico a través de un viaducto de la línea Ferrol-Gijón al descubrirse una grieta que los técnicos atribuyen a los terremotos.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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