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GUERRA EN EL CAUCASO

El jefe del comando checheno burla el cerco ruso de Pervomáiskoie y huye con algunos rehenes

Pilar Bonet

Salmán Radúiev y sus lobos solitarios chechenos se burlaron ayer a un alto precio de las chapuceras operaciones bélicas de las tropas federales rusas en el norte del Cáucaso, que han creado un ambiente de gran tensión en Daguestán. Algunos de los miembros del comando que el día 9 secuestró a miles de personas en el hospital de Kizliar franquearon de madrugada el múltiple cerco en tomo al pueblo de Pervomáiskoie y huyeron acampo través sobre la nieve en dirección a la vecina república de Chechenia llevando consigo a un número indeterminado de. rehenes y dejando tras de sí numerosos muertos.

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La fuga fue sangrienta a juzgar por las manifestaciones del general Mijaíl Barsukov, el jefe del Servicio Federal de Seguridad, que dirigió la operación de exterminio. Cincuenta y dos guerrilleros perdieron la vida en el intento, que también costó la vida a seis soldados rusos. Según el general, cerca de 90 rehenes habían sido liberados ayer, cien guerrilleros fueron exterminados y otros seis cayeron prisioneros.En Moscú, Borís Yeltsin dio unas cifras algo distintas al asegurar que 82 rehenes habían sido liberados y 26 soldados rusos habían muerto en el conjunto de la operación que se inició el lunes con el bombardeo de Pervomáiskoie. Yeltsin dijo también que 18 rehenes habían desaparecido, aunque por el momento había que considerar que estaban con vida.

Aparentemente, Radúiev había huido, según manifestaban anoche los rehenes que pudieron escapar aprovechando las dificultades del jefe guerrillero para controlar los movimientos de todos sus cautivos en la fuga nocturna de a pie. "Radúiev se marchó. Lo vi con mis propios ojos. Se marchó en dirección a Chechenia con un grupo de guerrilleros y rehenes. Debían ser unas 200 personas, en total, pero me resulta difícil de precisar", dijo Arsén Alibékov, un conductor de autobús de 42 años procedente de Kizliar.

Sin embargo, el presidente Yeltsin relató los sucesos de forma diferente y aseguró que "todos los bandidos han sido eliminados, salvo que algunos se hayan escondido bajo tierra". Tras ser "informado" por Barsukov y el ministro del Interior, Anatoli Kulikov, el líder ruso llegó a decir que los guerrilleros chechenos tenían una base subterránea abastecida con "montañas de armas" en Pervomáiskoie.

Esta explicación resulta difícil de creer teniendo en cuenta que el comando de Radúiev no se atrincheré, en Pervomáiskoie por iniciativa propia, sino que fue obligado a refugiarse allí cuando los rusos comenzaron a disparar desde helicópteros sobre el convoy que salió de Kizliar cuando la columna había ya pasado la frontera entre Daguestán y Chechenia, según manifestó ayer a esta corresponsal Kemar Dzhavtáiev, uno de los jefes de comunidad chechena en Daguestán. Junto con otras autoridades de esta república, Dzhavtáiev estaba en el convoy como rehén cuando fue tiroteado.

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Pervomáiskoie, que tiene cerca de 2.000 habitantes, es un pueblo donde principalmente viven daguestanos de nacionalidad avar y se encuentra a 500 metros de la frontera con Chechenia. En el asalto, que mantenían desde el lunes, las tropas rusas utilizaron aviación y cohetes múltiples de destrucción masiva de tipo Grad, desentendiéndose de la suerte que pudieran correr los rehenes.

"Nos despertaron a eso de las dos y media de la madrugada y nos tomaron como escudos por si les disparaban. El que pudo se escapó. Unos se escondieron en el pueblo o en el bosque y luego salieron con las manos en alto y se entregaron a los soldados rusos", dijo Alibékov sobre las seis de la tarde de ayer a esta corresponsal. El ex rehén estaba sentado en un coche junto con vanos agentes del Servicio Federal de Seguridad de Rusia y se disponían a regresar a Kizliar.

Ladillo/Destacado]

Fuera de Daguestán Alibékov fue una de las muchas personas que ayer por la tarde se concentraron en el puesto de Térechnoie, a unos cinco kilómetros de Pervomáiskoie. El barullo en aquel puesto de control era tremendo, ya que una caravana de más de 60 coches, camiones y autobuses dirigida, por Gadzhí Majachíev, líder del Frente Nacional del imam Shamil, exigía que las tropas rusas salieran de Daguestán y se declaraban dispuestos a poner orden ellos mismos. "No queremos que destruyan más pueblos. Ya han arrasado Pervomáiskoie y Soviétskoie", señalaba Majachíev, que iba vestido en traje de camuflaje. "Los rusos no conseguirán que nos enfrentemos con los chechenos como pretenden. No vamos a sacarles las castañas del fuego en esta guerra, que es su guerra".

En pleno campo, mientras todavía se oían detonaciones procedentes de Pervomáiskoie, la multitud obligó a uno de los rehenes a subirse a un camión y explicar su odisea. Según la versión de Arsén Alibékov, algo más de una veintena de personas habían logrado ponerse a salvo y otras 40 aproximadamente habían marchado con los guerrilleros hacia Chechenia. El ex rehén dijo que los chechenos les habían dado de comer, tratado bien y obligado a cavar trincheras, pero negó que hubieran fusilado a alguna de las personas cautivas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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