Viaje de ida y vuelta al interior de la Tierra
La Tierra se está comiendo Su propia corteza y escupiéndola posteriormente a lo largo de un periodo de varios centenares de millones de años. La prueba más importante hasta hoy de esta hipótesis acaba de ser encontrada: una gema encerrada en un diamante. Leon Daniels, de la Universidad de Ciudad del Cabo (Suráfrica), y su equipo dieron con un diamante que tenía una especie de cristal de color marrón en el centro, aunque sin valor comercial. Sin embargo, su valor geológico es muy grande.Este descubrimiento, publicado en la revista Nature (11 de enero de 1996), parece confirmar que las rocas del manto terrestre (a una profundidad superior a los 100 kilómetros) estaban anteriormente en la superficie y que este material se recicla de forma continua por la actividad volcánica.
Un barco en una botella
Las pruebas anteriores de esta teoría procedían de cuidadosas medidas de la composición de minerales y rocas, pero no eran aceptadas de forma general. El nuevo descubrimiento no tiene ambigüedad alguna, pero también presenta problemas, ya que es como un barco en una botella.Mientras que el diamante tuvo que formarse a las altas temperaturas y presiones de las grandes profundidades, la estaurolita, una roca cristalina bastante corriente, se forma sólo en, la corteza terrestre y no debería sobrevivir a mayor profundidad.
Por otra parte, el carbono del diamante que rodea a la estaurolita tiene una gran proporción isotópica de carbono 13, lo que sugiere que su origen está en el manto más que en los materiales orgánicos de las regiones superficiales. Esto contradice en cierta forma la teoría del reciclado de materiales de la superficie al manto, ya que las plantas y animales tienen muy poca proporción de carbono 13.
La teoría de Daniels y su equipo es que hace varios centenares de millones de años los ingredientes de la estaurolita estaban cerca de la superficie cuando la placa continental sobre la que se encontraban fue succionada hacia el interior. Durante esta subducción se formó el mineral, y es posible que lo hiciera dentro de otro que lo protegió durante su peligroso viaje. En su destino, la estaurolita se convirtió en el centro de un diamante en formación.
Esta parte es la menos firme de la historia, pero el resto parece bastante claro. Hace 200 millones de años hubo espectaculares erupciones en la zona donde se encontró el diamante, y de ellas derivan los yacimientos actuales de diamantes.
Algunos científicos señalan que se dan por hechas demasiadas cosas para que se pueda aceptar sin más que la estaurolita descubierta viajó de la superficie al manto y volvió a éste, y que su misteriosa existencia puede quedar explicada de otra manera. El que sobreviviera es lo que más cuesta aceptar. Lo más curioso de esta historia es que este diamante único, aunque documentado, fue perdido por los investigadores tras su estudio. Sólo medía tres milímetros.
Nature News Service.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.