González: "Primar el espíritu de integración frente a actitudes miopes o nacionalismos replegados"

En su intervención de ayer en el pleno de Estrasburgo, Felipe González llamó a los europeos a "preservar la primacía del espíritu de integración para desterrar actitudes miopes, nacionalismos replegados o rivalidades destructoras que amenazan con fragmentar nuestro continente, y para superar el riesgo de división entre europeos en cuanto a estrategias económicas, convicciones sociales, e incluso respecto a nuestro propio proyecto de futuro".Dio un repaso a los retos de la UE encauzados en el Consejo europeo de Madrid -entre los que citó "la Conferencia Intergubernamental, la moneda única, el proceso de negociación de la ampliación, el pacto financiero para los primeros cinco años a partir del 2000, la nueva arquitectura de seguridad europea y el desarrollo de buenas relaciones de vecindad"- y advirtió que la Unión "tiene serias posibilidades de lograr con éxito su proyecto de futuro, pero no avanza con piloto automático. Precisa de un liderazgo, compartido pero muy decidido, dispuesto a seguir trabajando de forma coordi nada, con tesón e ilusión, para ahondar en las ventajas de nuestra integración".

El grueso de su discurso lo destinó a enumerar las realizaciones de la presidencia española en todos los ámbitos comunitarios, desde, los grandes logros a los pequeños éxitos, y tuvo palabras de emocionado recuerdo para el asesinado presidente israelí Isaac Rabin y para "ese gran europeísta que fue François Mitterrand".

La suavidad de las intervenciones de los eurodiputados hizo innecesario que recurriera a su reconocida virulencia parlamentaria. Su cortés respuesta a las críticas parlamentarias se limitó a corregir algunos errores de apreciación -como el cometido por Abel Matutes al lamentar la falta de avance en las negociaciones con Chile y México, cuando el retraso no se debe a la posición europea, sino a las cautelas de México y a las dudas de Chile entre acercarse a la UE o ingresar en el acuerdo comercial de los países de América del Norte- y a lamentar la falta de competencias comunitarias en materia de empleo para poder luchar con más eficacia frente al paro.