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Erótico 'ma non troppo'

Las discográficas lanzan al mercado grabaciones que reivindican los poderes afrodisiacos de la música

Sensual classics, Locura de amor, La noche antes, La mañana después, Sabor de amor, Clásicos íntimos, Adagietto, La música del amor. Con estos sugerentes títulos las discográficas han lanzado al mercado en los últimos meses unos discos compactos que pretenden reivindicar los poderes afrodisiacos de la música clásica. Y no lo hacen sólo con el Bolero de Ravel, con el que Bo Derek acompañaba sus fogosas sesiones de sexo en la película 10, la mujer perfecta. En esta ocasión la amplitud de los compositores elegidos es tal que abarca prácticamente todo el conservatorio.La vinculación entre el goce sexual y el musical es casi tan antigua como estos mismos goces, la documentación al respecto no falta y á algunos casos es sumamente explícita.

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Pero para encontrar discos destinados a recopilar músicas que supuestamente motivan, inducen o simplemente acompañan el goce, sexual hay que remontarse a la década de los setenta, cuando los títulos eran, a diferencia de los actuales, bastante ambiguos, pero la intención última era clarísima. Pero fue Bo Derek quien popularizó los supuestos efectos afrodisiacos de la música disparando las ventas de el Bolero de Ravel. Hubo no pocas frustraciones.

A la hora de proponer música con supuestos efectos afrodisiacos, las discográficas coinciden en erigir a los románticos Chopin y Chaikovski como los reyes de la música erótica. Los preludios, y nocturnos de Chopin y la sinfonía Patética, Romeo y Julieta, el Concierto número 1 para piano y el ballet El lago de los cisnes, de Chaikovski, se repiten en la mayoría de las propuestas. Pero no sólo la música de Chopin y Chaikovski aparece en estos discos, la gama de compositores es amplísima y abarca desde Bach (siglo XVIII) hasta Britten y Janácek (siglo XX). Sin embargo, los compositores docecafónicos como Schönberg, Berg o Webern, no escribieron música de efectos afrodisiacos, a juicio de las discográficos. Parecen ser la excepción.

Locura de amor (Sony), además de dos cedés, incluye una completa guía didáctica para los novatos en el asunto. "Este disco contiene 20 formas distintas de ensoñar, acariciar, enloquecer, irse despacio o repentinamente (¿irse?), según la contención de los instintos más sublimes", asegura el prospecto. El disco propone músicas para hacer el amor a cualquier hora del día. La presentación de las obras no tiene pérdida: "Hacer el amor sabe bien a cualquier hora del día, pero el amor enamorado se paladea con los albores del día y se derrama sobre un sueño suave como el Sueño de amor de Franz Liszt".

La cosa continúa así: "Chaikovski nos transporta hasta el amor sublime de madame Nadjeda von Meck". Amor sublime y sublimado, pues Chaikovski y Von Meck tuvieron una relación epistolar de 13 años y durante este tiempo jamás llegaron a conocerse personalmente. La relación se rompió, al parecer, cuando la señora se enteró de que Chaikovski era homosexual. El colmo se alcanza con Bizet, su Carmen, según el autor del texto, "no era apta para castrados mentales". La guía termina instándonos a que "amemos y procreemos con ella [la música] con la bendición de todos los dioses".

La colección Music for reláxation (Decca), que incluye discos tan sofisticados como Música para la bañera, propone dos titulados La noche antes, el primero, y La mañana después, el segundo. Clarísimo. Algunos se revisten de una capa de cultura y una cierta discreción como Clásicos íntimos (Erato), que propone "74 minutos de música romántica inspirada por las cartas de amor de los famosos"; la carpeta incluye cartas de amor de Janácek y Wagner, entre otros, y demuestra una gran y loable amplitud de miras al incluir las cartas de amor de Benjamin Britten a sir Peter Pears.

El mundo homosexual está representado, aunque mínimamente, con Out classies (RCA), que presenta con un impresionante torso masculino en la portada, incluye obras de compositores que, con mayor o menor claridad según la circunstancia histórica que les tocó vivir, manifestaron su opción homosexual. De Sensual classics existe también una versión homosexual titulada Sensual classics too.

La efectividad de los discos, aunque muestran unos notables índices de ventas, parece más bien escasa. La prueba definitiva de que estas músicas lo mismo sirven para un barrido que para un fregado está en la hermosa pieza de Debussy La fille aux cheveux de lin, incluida en el disco Sensual classics y que también aparece en un disco de nanas titulado The lullaby album (Angel), subtitulado El camino perfecto para preparar a sus hijos para el sueño.

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