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Lo que la publicidad no dice

Pese a lo mucho de bueno que ha tenido, no se puede perdonar del todo a Hollywood por algunas de las pedradas que nos ha lanzado desde la cartelera en 1995. No olvidemos que este año fue el año de Waterworld, de Juez Dredd y de los dos vehículos de Antonio Banderas, Asesinos y Desperado, por no hablar de subproductos como Congo, Showgirls o La letra escarlata, que a duras penas pueden discutirse como cine en el sentido estricto de la palabra.En el caso de estas dos últimas películas, puede decirse que, en la búsqueda del mínimo común denominador, Hollywood encontró pasadizos subterráneos de profundidades hasta ahora insondables. Tanto Showgirls como La letra escarlata contribuyeron a acuñar nuevas definiciones del fracaso económico y en cierto sentido son una buena señal: el público no está dispuesto a tragarse campañas publicitarias tan descaradas como insostenibles, y además se escucha a los críticos. de cine. Y eso que ni siquiera estamos hablando de Waterworld.

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Showgirls, que por decir algo va sobre bailarinas de top-less en Las Vegas, es la nueva colaboración del tándem Paul Verhoeven -Joe Eszterhag. Si bien el director y el guionista pudieron mantener el tipo con su anterior Instinto básico, en esta ocasión se la pegan contra un muro y además parecen estar riéndose del respetable. La película se promocionó distribuyendo gratuitamente en los videoclubes un trailer de ocho minutos con las escenas de destape más gloriosas. Era todo lo que cualquiera necesitaba ver de esta película, pero aun así fueron y la estrenaron, recaudando 2.400 millones de pesetas (la mitad de su coste) y cosechando las peores críticas del año.

A la medida

Las peores, eso sí, hasta que se estrenó La letra escarlata. El director Roland Joffé (Los gritos del silencio) tuvo la ocurrencia de coger el texto de Nathaniel Hawthorne, un clásico de la literatura americana, y convertirlo en un thriller pseudoerótico a la medida de Demi Moore, a quien pone fornicando con el cura del pueblo mientras el propio Hawthorne se revolvía en su tumba de Massachusetts.Ambas fueron retiradas de la cartelera antes de que el escarnio público a que fueron sometidas las dejara inservibles hasta para su lanzamiento en vídeo (inminente en los dos casos). Ni el coste ni la recaudación de La letra escarlata se hicieron públicos.

Y antes justo de que acabara el año, Hollywood parecía, querer batir su propio récord de fracasos con el estreno de Cutthroat Island, una aventura de piratas que nadie fue a ver. Su presupuesto: por encima de los 12.000 millones de pesetas.

Babelia

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