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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dos buenas, una mala

LOS ACEPTABLES registros del paro y la inflación en 1995, conocidos estos días, y la rebaja de los tipos son las dos buenas noticias de la economía española; las sombras que sobre la duración de la actual fase expansiva proyectan las dificultades de la economía alemana, también conocidas esta semana, son el contrapunto negativo.No es fácil localizar un periodo de nuestra economía en el que paro, inflación, déficit público y déficit exterior cierren el año en niveles iguales o inferiores a los del precedente, y que esa corrección de los desequilibrios coincida con tasas de crecimiento superiores a la media europea. La percepción de que ese cuadro puede mantenerse en los próximos meses, en particular la contención de los precios y la reducción del déficit, ha determinado seguramente la decisión del Banco de España de bajar un cuarto de: punto los tipos de interés. Que lo haya hecho ahora tiene también que ver probablemente con la percepción de las señales desaceleradoras que llegan de los principales países europeos, especialmente Francia y Alemania.

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El desempleo sigue siendo el rasgo dlistintivo más negativo, aunque es esperanzador que el año se haya cerrado con 180.000 parados menos. Se mantiene así la tendencia del año anterior, que se cerró con una reducción de 150.000. Pese a todo, no se ha compensado aún el vertiginoso aumento de parados ( + 345.000) de 1993. Con todo, ese 15,13% de paro registrado es seguramente el factor que explica la atonía del consumo privado: hay demasiada incertidumbre sobre los ingresos familiares futuros, y ello mantiene el crecimiento en límites moderados.

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Esa tendencia favorece indirectamente la contención de los precios y que la tasa interanual se haya mantenido en el 4,3%, la misma del año pasado y la más baja desde que se mide esa variable en España. Las previsiones que durante el primer trimestre del año anunciaron un descarrilamiento catastrófico de esa variable se han demostrado menos acertadas que las de quienes pronosticaron una moderación a partir del verano. Es cierto que se ha superado en 0,8 puntos la previsión oficial, y que ello obligará a revisar el salario de casi cuatro millones de trabajadores. Pero, tal Como funcionan las cosas en España en materia laboral, es preferible esa revisión que desencadenar de entrada una espiral salarios-precios mediante una previsión poco ambiciosa de contención del IPC. La eliminación de los efectos de la subida del IVA e impuestos especiales producida a comienzos de 1995 permite, por otra parte, esperar que en enero la tasa interanual sea inferior al 4% y no supere el 3,6% al finalizar el primer trimestre.

En todo caso, el crecimiento en diciembre de los precios industriales ha determinado que la inflación subyacente, más expresiva de la evolución futura, cierre el año en registros peores que los de 1994 y que el diferencial con los tres países mejor situados de la UE se sitúe, de acuerdo con los criterios de Maastricht, en 3,2 puntos, una décima más que hace un año. El catálogo de reformas reflejado en el último informe del Tribunal de Defensa de la Competencia ofrece inspiración para los redactores de programas electorales si quieren demostrar que se toman en serio la aspiración de entrar en la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM).

Para ello también deberán centrar su. atención en el saneamiento de las finanzas públicas. Con más razón si, como parece previsible, la desaceleración de crecimiento en los países centrales de la UE acaba afectando a la economía española y, por tanto, también a la generación de ingresos públicos prevista.

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