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Sami Nair replantea los fantasmas del Mediterráneo

Publicados en España los dos últimos libros del autor argelino

Especialista en cultura y política mediterránea y en el papel que las relaciones entre Europa y el Magreb tienen en la propia construcción de Europa, Sami Nair, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de París VIR y presidente de su Instituto Europa-Magreb, dirige la primera cátedra de Estudios Mediterráneos, recién fundada en la Universidad de Valencia. Sami Nair acaba de publicar en España sus dos últimos libros, En el nombre de Dios y Mediterráneo hoy. Entre el diálogo y el rechazo, ambos editados por Icaria.

Si el primero trata sobre la situación actual de su país de origen, Argelia, el segundo, Mediterráneo hoy, es un resumen de su pensamiento sobre las raíces profundas del proceso que acerca y enfrenta a las dos orillas del mar latino, un proceso en el que las construcciones del imaginario, esas "representaciones del otro" a que se refiere en esta entrevista, tienen un papel nada banal."He escrito este libro", dice Sami Nair, "porque creo que hay un doble proceso de acercamiento y rechazo entre las dos orillas del Mediterráneo. El de acercamiento es objetivo: hay intereses económicos comunes, hay lazos tradicionales, hay flujos humanos entre el Norte y el Sur. Pero se están planteando en un contexto no controlado, en el que las viejas contradicciones siguen siendo dominantes hasta incluso en la manera en que se plantean los problemas. Primero, hay un problema de representación: la gente del Norte tiene de la gente del Sur, no representaciones construidas sobre el reconocimiento del otro, sino, de hecho, autoconstrucciones. Cuando hablande los otros, del Islam, hablan en realidad de sí mismos, del papel de la religión en los países del Norte. Y del mismo modo, en el otro lado, cuando hablan de las religiones en el Norte, abogan por una papel determinado de la religión en sus propios países".

Y es que, dice Sami Nair, "la temática del otro aparece siempre para esconder el problema del ser, la pregunta fundamental de quiénes somos nosotros. Eso se ve perfectamente en el Mediterráneo, donde desde el Sur se ve al Norte deformado, y aquí al Sur como un peligro y una amenaza. Yo he intentado deconstruir estas visiones, y lo he hecho de un modo más bien pedagógico,".

Orientalistas y emigrantes

Así, Mediterráneo hoy se centra en dos cuestiones: los "orientalistas", "es decir, los que en Europa tienen la función de hablar del otro", y los emigrantes, esa presencia del Sur "presencia necesaria para las propias economías, pero al mismo tiempo rechazada". "Y esto", dice Nair, "en un momento en que las viejas representaciones, los viejos valores, no representan nada para la gente". "La gente del Norte y la del Sur viven en una misma cultura mundial: comparten las mismas relaciones con los objetos, sueñan los mismos sueños, consumen las mismas cosas, cuando pueden, por supuesto. Hay un retraso de las representaciones sobre la realidad, lo que no ayuda al desarrollo de una visión solidaria de los intereses comunes entre ambos". Sami Nair ha deconstruido, pues, estas representaciones, "pero existe también el problema de las desigualdades reales, económicas, sociales, de las inversiones financieras, problemas muy graves que definen el marco real, que son como el crisol en que se desarrolla el rechazo o el diálogo". Sobre el problema del integrismo islámico creciente en las sociedades del Sur dice Sami Nair que se da una utilización "de cierta visión de la religión" por parte de las élites religiosas para evitar "el planteamiento de una problemática más gene ral: la de la alienación y separa ción de las mayorías, que están marginadas del sistema económico mundial", que es, por decirlo así, el único marco real, de sus imaginarios, de sus representaciones. Justamente en los países en que, como Argelia o Egipto, ha habido un proyecto modernizador, poscolonial, occidentalista, más consolidado, es donde se está produciendo con más virulencia la, aceptación del integrismo islámico. A esta reflexión contesta Sami Nair: "Sí, es cierto: estos países eligieron un proceso industrial muy pesado, muy fuerte, y a la vez muy rápido. Mientras, en estos otros países, la industrialización ha destruido estas formas de integración y la gente se encuentra sin nada. Lo que les define es precisamente la nada. En este contexto, el integrismo les ofrece la dignidad. Una identidad, en una sociedad que ha destruido las viejas identidades, del mismo modo en que el comunismo ofreció dignidad al proletariado de los años treinta y cuarenta. Es el mismo proceso".La alternativa que ofrece el pensamiento de Nair es, precisamente, la ruptura de los mitos que impiden el conocimiento mutuo, y, por supuesto, un planteamiento económico solidario entre las dos orillas, "que se autodependen irremediablemente". "Un proceso en el que España, lugar de puente, tiene un papel importantísimo que jugar".

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