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La dimisión de Kózirev presagia un giro en la política exterior prooccidental de Rusia

El ministro de Exteriores ruso, Andréi Kózirev, presentó ayer su dimisión, que fue inmediatamente aceptada por el presidente Borís Yeltsin. Con Kózirev termina una etapa de política exterior rusa asociada a una posición claramente prooccidental. Aunque todavía no se sabe quién lo reemplazará al ente de la diplomacia del Kremlin, nadie duda que el nuevo ministro será más nacionalista y adoptará una posición dura ante Occidente, especialmente ante los planes de la Alianza Atlántica de ampliarse hacia el Este, es decir, hacia los antiguos miembros del Pacto de Varsovia.

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La inmediata aceptación de la dimisión de Kózirev por parte de Yeltsin tiene principalmente una causa jurídica: la Constitución rusa, ahora que han dejado de regir los reglamentos transitorios que estuvieron en vigor durante dos años, ya no permite simultanear los puestos de diputado y ministro. Y el plazo para decidir si optaba por la labor legislativa o si seguía como jefe de la diplomacia expiraba ayer. Pero, incluso si la ley le hubiera permitido seguir en su cargo, nadie dudaba que los días de Kózirev, de todas maneras, estaban contados, ya que Yeltsin no podía darse el lujo de mantener en el Gobierno a una persona impopular en los medios políticos y que sería un fácil blanco de ataque por parte de la oposición durante la campaña electoral presidencial.Hay, varios aspectos de la nueva política exterior rusa que son fácilmente pronosticables, como bien explica el prestigioso periódico Nezavisimaya Gazeta, independientemente de quién sea el nuevo ministro elegido por Yeltsin, ya que estarán dictados por la lucha preelectoral. Ante todo, Rusia adoptará una posición, más intransigente con respecto a la posible ampliación de la OTAN hacia el Este y ya no habrá diferencias de lenguaje en este terreno entre el Ministerio de Defensa y el de Exteriores.

Baste recordar aquí que el jueves, en Kiev, el general Pável Grachov advirtió antes de entrevistarse con sus colegas norteamericano, William Perry, y ucranio, Valeri Shmárov, que Rusia respondería con enérgicas medidas a la expansión de la OTAN hacia el Este. Grachov mencionó una revisión del papel y lugar que ocupan las armas nucleares tácticas en la política militar rusa, una revisión de los tratados ya firmados, así como la posible creación de un nuevo grupo de fuerzas para hacer frente a "las nuevas amenazas".Rusia también comenzará. a aplicar una política más activa hacia los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), tomando en consideración los ánimos integracionistas de la población rusa y la nostalgia que existe entre los votantes por la gran potencia que era la URSS. Por último, está claro que Moscú endurecerá su posición en relación con la defensa de los derechos de los rusohablantes en las repúblicas de la desaparecida URSS.

Posibles sucesores

Hay una serie de nombres que se barajan como posibles sucesores de Kózirev. Entre los citados con mayor frecuencia se encuentran el ex presidente de la Duma Estatal Iván Ribkin; el primer viceministro de Exteriores y ex embajador en España, Ígor Ivanov, y el también vicejefe de la diplomacia rusa, Anatoli Adamishin. Una buena movida sería, según opinión de algunos observadores, proponer el cargo al número dos de Yábloko y ex embajador en EE UU, Vladímir Lukín: satisfaciendo las ambiciones de éste se podría neutralizar en parte a Grigori Yavlinski, que se perfila como el principal rival demócrata de Yeltsin en la campaña electoral para la presidencia.Yeltsin también aceptó ayer la dimisión del vicejefe de Gobierno, Serguéi Shajrái, presentada por éste hace 10 días. Shajrái -cuya cabeza, junto con la de Kózirev, habían pedido los comunistas después de su triunfo en las elecciones legislativas de diciembre- fue el primer ministro que anuncio que optaba por concentrarse en la labor parlamentaria. Después le siguió el titular de Privatización, Serguéi Beláyev, que dirigirá en la nueva Duma la fracción del bloque gubernamental Nuestra Casa es Rusia.

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Mientras tanto, el jefe de Gobierno, Víktor Chernomirdin, se entrevistó ayer con el líder comunista Guennadi Ziugánov. A pesar de que éste exigió después de su triunfo electoral el cese de varios ministros -entre ellos, además de Shajrái y Kózirev, el del vicejefe de Gabinete, Anatoli Chubáis- y serios cambios en la actual política, en la reunión de ayer no se tocaron estos temas.

Las discusiones estuvieron centradas en "la organización del trabajo en la nueva Duma Estatal", y particularmente en los futuros jefes de los comités parlamentarios, declaró Ziugánov después de la entrevista. Ziugánov confirmó que esperaba que un comunista fuera el presidente de la Duma.

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