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Washington elogia al ministro saliente y espera continuidad

Estados Unidos afrontó ayer la esperada dimisión de Andréi Kózirev con el mejor espíritu posible, a pesar del contratiempo que supone la pérdida de un interlocutor con e que el Gobierno norteamericano había establecido un relación sólida y de confianza para abordar complicado asuntos internacionales y bilaterales. Mike McCurry portavoz de la Casa Blanca restó importancia a la dimisión y dijo que "no hay seña les de que el Gobierno de Yeltsin haya cambiado su puntos de vista sobre asunto nacionales o internacionales Esperamos continuidad en la política exterior de la Federación Rusa".El secretario de Estado Warren Christopher, alabó la figura y la tarea de Kózirev con el que había conseguido establecer una muy buena relación personal, y advirtió que la cooperación con el sustituto de Andréi Kózirev con Rusia se mantendrá sobre las mismas bases: "Las relaciones entre rusos y norte americanos se basan en el res peto mutuo, los interese compartidos y el deseo común de ver la transformación de Rusia en una democracia de mercado que defienda sus intereses exteriores de acuerdo con las normas internacionales". El consuelo de EE UU a perder a Kózirev como responsable de Exteriores es su futuro trabajo en la Duma su influencia sobre la delicada situación rusa.

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En la reacción oficial de la Casa Blanca no se trasluce esta preocupación, pero se afirma que, para Kózirev, "el desafío legislativo es comparable a los desafíos diplomáticos que ha afrontado de forma tan capaz en su actividad como ministro". Christophe recordó los problemas internacionales en los que EE UU y Rusia han mantenido "un relación productiva y práctica que ha beneficiado a los dos países y al resto del mundo" durante la etapa de Kózirev.

Discrepancias

A la espera de conocer al sucesor, los expertos en asunto rusos no coinciden en sus análisis sobre las causas profundas de la dimisión ni sobre el papel desempeñado por Kózirev. Las opiniones se divide entre los que consideran lo ocurrido como una pérdida de influencia occidental en Moscú y los que entiende que el ministro ruso no es tan flexible y prooccidental como da a entender en sus comparencias públicas. Para Joshu Muravchik, del American Enterprise Institute, "ha habido en Rusia una desafortunada tendencia, en los dos último años, a querer volver a ejerce un papel imperial. Kózirev ha sido un símbolo de los rusos que quieren relaciones de cooperación con Occidente, y su dimisión simboliza un alejamiento de la política de cooperación".

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