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José F. Aguayo, 50 años detrás de la cámara

Una exposición y una película rinden homenaje al director de fotografia español

Amelia Castilla

José F. Aguayo (Madrid, 1911) ya no va al cine. "Cuando entro, lo primero que veo es una cama, y a mí eso ya no me interesa", aseguro ayer el histórico director de fotografía del cine español poco antes de la inauguración de la exposición José F. Aguayo, imágenes del cine español. El director de fotografía, que ha participado en el rodaje de más de 150 películas, agradeció emocionado el homenaje que se le brinda tras cincuenta años de trabajo tras la cámara.

Aguayo se inició en el mundo del cine de la mano del operador alemán Enrique Guerner, que fue quien le llamó para su primera película, recién acabada la guerra civil. La fotografía no tenía demasiados secretos para este madrileño de 85 años. Su padre, el popular fotógrafo taurino Baldomero, le enseñó desde bien pequeño el manejo del objetivo. A los ocho años ya le ayudaba en el laboratorio o le acompañaba a las corridas de toros."Cuando Guerner me propuso hacer las fotos de la película Currito de la Cruz, de Fernando Delgado, lo acepté sin dudarlo. Recuerdo que, al acabar la jornada del primer día, me preguntaron que cuántas fotos podía utilizar de las que había hecho. Mi respuesta fue que yo sólo hacia fotos buenas, que las malas no las disparaba. Había hecho: '30 y se aprovecharon las 30", explica. Morena Clara, de Florián Rey, fue sólo el inicio de una brillante carrera. A la película, rodada con La Romerito en el papel estelar, le siguieron El Boy, de Antonio Calvache; La Lola se va a los puertos, de Juan de Orduña, y Tristana, de Luis Buñuel, entre otras.

Para Aguayo, hacer cine ahora es mucho más fácil que en su época: "Entonces había muy poca luz, teníamos que poner luces por todos lados, hasta las sombras había que Iluminarlas. Sin embargo, ahora con cerillas se puede hacer películas", dice. Pero Aguayo no es sólo un maestro del pasado, Las películas que se hacen ahora también llevan su sello. Durante 16 años fue profesor de la Escuela de Cine y "casi todos los operadores que hay ahora pasaron por allí".

Para este director de fotografía, fa elección del cine como profesión supuso abandonar los toros, su gran pasión. A los 13 años debutó en la madrileña plaza de Vista Alegre y llegó a torear en numerosas plazas. Tenía 20 años cuando decidió, tras una cogida en el coso de México, abandonar su carrera como matador para dedicarse de lleno al séptimo arte. Aguayo culpa de esta decisión a su estatura. "Si no hubiera medido metro y medio, no me habría visto obligado a cambiar de profesión", asegura rotundo. No se arrepiente de haberse dedicado al cine, pero el toreo es su profesión frustrada. Su casa de Madrid está llena de recuerdos de sus dos pasiones. "Tengo más de diez álbumes con fotos de mis dos profesiones".

La muestra, que recoge 80 fotos fijas, se completa con una película homenaje rodada expresa mente con motivo de la exposición y la edición dé un libro catálogo en el que se recogen numerosos estudios sobre su vida. La obra contiene testimonios de fi guras del cine español que han trabajado con él, como Ana Mariscal, Paco Rabal o Jaime de Armiñán.

El cine por televisión

José F. Aguayo, imágenes del cine español permanecerá abierta al público en el madrileño Cuartel del Conde Duque hasta el próximo 15 de febrero. La muestra está organizada por el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y la Asociación Española 100 Años de Cine. El veterano fotógrafo recibió en 1987 el Premio Goya de las Artes y Ciencias Cinematográficas en reconocimiento a su labor. La semana pasada el Consejo de Ministros le concedió la medalla de oro al Mérito de las Bellas Artes.Desde que se jubiló acude muy poco al cine. Demasiadas escenas de cama, según su criterio. Sin embargo, el veterano director de fotografía reconoce que ve todas las películas que puede por televisión. De su época recuerda la enorme presión que ejercía la censura y lo complicado que resultaba rodar cualquier escena mínimamente atrevida. "Con los desnudos no había problema, porque no existían", dice. Aguayo recuerda también que en esos tiempos se rodaban películas pornográficas en estudios privados que no se ponían a la venta.

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