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El Tribunal Constitucional afirma que el comic "HitIer=SS" es vejatorio e injurioso

La apología de la violencia no cabe en la libertad de expresión, según la sentencia

Milagros Pérez Oliva

"La apología de los verdugos, glorificando su imagen y justificando sus hechos, a costa de la humillación de sus víctimas, no cabe en la libertad de expresión". Así de contundente se pronuncia el Tribunal Constitucional para denegar el amparo solicitado por Damián Carulla, de la editorial Makoki, contra la sentencia de la Audiencia de Barcelona que lo condenaba por un delito de injurias como responsable de la edición en España del cómic Hitler=SS. La sentencia del Constitucional considera que la publicación "incita a la violencia por la vía de la vejación".

Las asociaciones Amical de Mauthausen, representada por el abogado Mateo Seguí, y B'Nai B'Rith de España denunciaron en 1990 al editor del comic por considerar que la publicación constituía un escarnio y ofendía el honor de las víctimas del holocausto nazi. Un juez de Barcelona secuestró la edición y sus moldes. Makoki obtuvo una primera sentencia absolutoria del Juzgado de lo Penal número 3, pero fue revocada por la Audiencia de Barcelona, que condenó al editor a un mes y un día de arresto mayor y a una multa de 100.000 pesetas.Damián Carulla presentó recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional apelando al derecho a la libertad de expresión y alegando que la publicación del cómic, cuyos autores son los dibujantes franceses Vuillemin y Gourio, "se enmarca en el renacimiento en Europa de ideas y corrientes de claro contenido neonazi que niegan la existencia del genocidio".

Según su recurso, los autores del cómic pretendían ridiculizar esas corrientes partiendo de las frases y escritos del dirigente ultraderechista francés Jean Marie Le Pen.

Pero el Tribunal Constitucional considera que el humor no puede ser carta blanca y estima que su contenido es injurioso: "Un cómic como éste, que convierte una tragedia histórica en una farsa burlesca, ha de ser calificado como libelo, por buscar deliberadamente y sin escrúpulo alguno el vilipendio del pueblo judío, con menosprecio de sus cualidades, para conseguir así el desmerecimiento en la consideración ajena".

La sentencia del Constitucional avala la de la Audiencia en el sentido de que el cómic relata "una serie de episodios cuyos escenarios son los campos de concentración nazis con alemanes de las Schutz-Stafel (SS) y judíos como protagonistas y antagonistas de conductas inhumanas, viles y abyectas, con un claro predominio de aberraciones sexuales".

En sus viñetas se hace burla del reparto de jabón antes de entrar en la cámara, del olor del gas y los cadáveres, y del aprovechamiento de los restos humanos, todo ello con mofas constantes de las violaciones y los ultrajes sexuales de los prisioneros. "Gráficamente se acentúa la decrepitud física de las víctimas en contraste con el aspecto arrogante de los verdugos. Y así hasta la náusea. La lectura pone de manifiesto la finalidad global de la obra: humillar a quienes fueron prisioneros en los campos de exterminio", añade la sentencia.

Mensaje racista

El tribunal no oculta la repugnancia que le produce el cómic: "Cada viñeta -palabra y dibujo- es agresiva por sí sola, con un mensaje tosco y grosero, burdo en definitiva, ajeno al buen gusto, aún cuando no nos corresponda terciar en esa cuestión, que se trae aquí como signo externo de ese su talante ofensivo.""En tal contexto", prosigue, "en lo que se dice y en lo que le calla, entre líneas, late un concepto peyorativo de todo un pueblo, el judío, por sus rasgos étnicos y sus creencias. Una actitud racista, contraria al conjunto de valores protegidos constitucionalmente". Todo ello agravado por el hecho de ser una obra dirigida a niños y adolescentes.

"A este mensaje racista", continúa la sentencia, "ya de por sí destructivo, le sirve de vehículo expresivo un talante libidinoso en las palabras y los gestos, que pudiera ser calificado como pornográfico ( ... ). A lo largo de sus casi cien páginas se habla el lenguaje del odio, con una densa carga de hostilidad que incita a veces directa y otras subliminalmente a la violencia por la vía de la vejación".

Josep Zamora, secretario de Amical de Mauthausen, valoró ayer la sentencia del alto tribunal, "que hace justicia en contra del tratamiento aberrante de un drama humano que todavía hace sufrir a muchas personas". Zamora defiende la libertad de expresión, pero siempre que se ejerza con respeto al dolor ajeno. "Sólo en el campo de Mauthausen murieron 7.000 españoles. Creo que se merecen un recuerdo respetuoso", concluyó.

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