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Cotroneo propone una iniciación a la lectura a través de cinco libros

El autor italiano presenta 'Si una mañana de verano un niño'

Parece un libro infantil, pero no lo es. Si una mañana de verano un niño, de Roberto Cotroneo -uno de los más feroces críticos literarios italianos, conocido en los medios de su país como Killer (asesino)- sorprendió con este tierno libro, dirigido a su hijo de dos años y medio. La obra es una reflexión sobre los cinco títulos que dieron sustento a su amor a los libros. Exito de ventas en Italia, aparece ahora en castellano (Taurus) y catalán (Ediciones 62).Cotroneo (Alessandría, 1961) hace un homenaje soterrado al Italo Calvino de Si una noche de invierno un viajero con el título de su primera obra. Es el reverso de la misma moneda: la que compara un viaje alucinante hacia la literatura. Esos cinco libros y autores son, para Cotroneo, La isla del tesoro, de R. L. Stevenson; El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger; Tierra baldía, de T. S. Eliot; El malogrado, de Thomas Bernhard, y un encuentro con Jorge Luis Borges.

El libro habla del miedo a ser visto como un ignorante. Pero muchas veces son los propios escritores famosos los que imponen la distancia entre el lector y la literatura. "Una de las formas de mantener el poder es crear una distancia. Hay quienes viven la cultura como un juego, citando lo más posible a otros autores u obras y no como comunicación y enriquecimiento. Lo que importa no es la cantidad de libros que se haya leído, sino cómo se lee. No importa haber leído cientos de libros o solo diez. Un hombre culto es el que ha asimilado esos diez libros".

La mejor época para crear la afición a la literatura es la adolescencia, paradójicamente la más difícil, y en la que desempeña un papel fundamental el maestro. "Es difícil encontrar buenos maestros en la adolescencia, porque es una edad en la que se tiende a matar al maestro. Pero son los buenos maestros que puedas encontrar a esa edad los que te marcan; los qué se conocen más adelante son compañeros con los que compartes entusiasmos".

Este libro se encuadra en el fenómeno de ciertas obras como El mundo de Sofia (Gaarder), Ética para Amador (Savater), dirigidos a niños o jóvenes como iniciación a los placeres de la lectura o el mundo de las ideas. Pero Roberto Cotroneo marca las distancias: "En el libro hay un debate sobre lo que se entiende por divulgación, que es simplificar lo complejo. Para comprender a fondo un tema no hace falta simplificarlo al máximo, sino entrar dentro de un libro con todo lo complejo que éste pueda ser".

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