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La incineradora quemó el lunes 5.000 kilos de basura y se volvió a apagar

Javier Casqueiro

La chimenea de Valdemingómez emitió sus primeras dioxinas el pasado lunes. Los botones que ponen en marcha esta incineradora se accionaron oficialmente sobre las 16.30 del pasado viernes, cuando se recibió la venia de los permisos del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, pero los hornos de esta instalación no empezaron a quemar basura hasta la tarde del lunes. Los responsables de la planta hicieron las primeras pruebas reales de cremación con una mezcla de gasoil y hasta cinco tolenadas de basura ese día, entre las cinco y las siete de la tarde. Luego volvieron a apagar la incineradora, para ajustar su funcionamiento en distintas fases de un proceso que se considera técnicamente, bastante complicado.La dirección de Tirmadrid, la empresa que gestiona la planta municipal de Valdemingómez, informó en la mañana del mismo lunes de que los hornos de la planta necesitaban varios días para alcanzar los 850 grados fijados como "temperatura de régimen" para quemar basura. Esa tarde, sin ninguna publicidad, sin avisar a los medios de comunicación y sin la presencia de ningún responsable político, ni municipal ni autonómico, los operarios de la planta introdujeron en los hornos hasta 5.000 kilos de basura, lo que significa solamente en torno al 2% o 3% de la capacidad de incineración de la planta.

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En esta planta incineradora, cuando esté a pleno rendimiento, se quemarán solamente 600 toneladas de basura al día de las 3.000 toneladas que se generan en Madrid a diario. Ese momento se espera para dentro de unos 45 días. El vertedero situado en Valdemingómez se extiende por 110 hectáreas y su capacidad para 12 millones de toneladas de basura está casi agotada.

Los directivos de Tirmadrid consideran la prueba del pasado lunes como algo "normal". Y aseguran que el resultado del experimento fue "correcto". Sostienen que la parada posterior, una vez encendida la polémica planta, tiene la justificación de facilitar una serie de "ajustes" y "controles" para comprobar cómo se comportaron todas las piezas del proceso. "Tenemos seis meses de plazo para la puesta en marcha y no hay prisa ninguna", manifestó un responsable.

PASA A LA PÁGINA 5

La planta ajustará la velocidad del 'alimentador' de basura a sus hornos

VIENE DE LA PÁGINA 1

La primera prueba de incineración de basuras, el pasado lunes, en la planta de Valdemingómez sirvió para saber cuáles son las mejoras que se deben aplicar. Entre los ajustes que se perfilarán en los próximos días se menciona la velocidad de los denominados tornillos de alimentación de basura a los tres hornos de la incineradora, unas grandes tuberías en continuo movimiento rotatorio que permiten una de las selecciones de residuos de la planta. Este retoque se producirá con sistemas informáticos.

Para que los hornos alcancen los 850 grados señalados en la "temperatura de régimen", con la que las dioxinas expulsadas no superen el límite marcado de 0,1 nanogramos (una millonésima parte de gramo) por metro cúbico, precisan una incorporación rápida y abundante de basura.

Los hornos apagados el lunes volverán a quemar basura en unos días. Seguramente este fin de semana. En cualquier caso, los directivos de Tirmadrid no descartan que la incineradora se detenga otra vez para examinar otras fases del proceso.

Los gases de la combustión de basura producirán en Valdemingómez energía suficiente para que funcione una ciudad de 60.000 habitantes. Tratar cada tonelada de basura sale 1.000 pesetas más caro que verterla. El concejal madrileño de Medio Ambiente, Adriano García Loygorri, defiende así las ventajas de esta instalación: "En la nueva planta continuarán recuperándose de la basura todos los materiales reciclables y se producirá energía eléctrica con la incineración de los materiales rechazados que ahora se entierran en el vertedero. Así se reduce el volumen de basura a enterrar y disminuye la superficie de los vertederos".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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