El telescopio europeo ISO salió al espacio desde la base de Kourou
El nacimiento oculto de estrellas será un objetivo clave del satélite
A las 2.20 de ayer, hora peninsular española, se encendieron los motores del cohete Ariane 4; instantes después partía hacia el espacio, desde la base; de Kourou (Guyana Francesa),cion el nuevo telescopio de infrarrojos (ISO) de la Agencia Europea del Espacio (ESA). El lanzamiento se suspendió el pasado viernes por problemas con la computadora principal del cohete. Ayer todo fue perfecto. Con este observatorio, los astrónomos van a estudiar galaxias lejanas en formación y estrellas en el momento de nacer.
Cuando a los 200 minutos del despegue, el ISO salió del cohete europeo, dos centenares de técnicos, científicos e invitados aplaudieron en el centro de la ESA en Villafranca del Castillo (Madrid). Al mismo tiempo, aplaudían los encargados del lanzamiento del Ariane en la sala de control de Kourou, como se vio en la transmisión en directo que hizo la ESA a sus centros en Europa. En 20 minutos, el cohete estaba a 780 kilómetros de altura y había alcanzado una velocidad de 9,6 kilómetros por segundo.El momento era especialmente emocionante en Villafranca, puesto que allí 120 especialistas se encargarán del control total del satélite y de la misión científica, así como de la recepción de todos los datos, durante los 18 meses que como mínimo debe funcionar el ISO.
No era responsabilidad suya ayer la puesta en órbita del satélite, pero estuvieron muy pendientes del desarrollo del lanzamiento. Una hora después del despegue, cuando la estación de seguimiento de Perth (Australia) anunció que había recibido las primeras señales del ISO, Jean Clavel, responsable de la misión científica en Villafranca, Valeriano Claros, director de la estación y decenas de operadores de la misión, sonrieron por fin relajados. "Es perfecto, todo perfecto, es un sueño, después de años preparándolo; todo va exactamente como estaba previsto", comentaba en Villafranca Charles Villie implicado en la primera fase de verificación del ISO.
Ayer por la tarde, horas después del lanzamiento, declaraba Claros: "Todo va según lo previsto, la única sorpresa es que tenemos una señal del satélite mucho mejor de lo esperado". De los instrumentos científicos de a bordo aún no se sabe nada. "El próximo martes por la mañana cuando el satélite esté en su órbita definitiva, nos haremos cargo del control y empezaremos a encenderlos uno por uno para verificarlos". La fase de pruebas durará hasta finales de enero, cuando los astrónomos empezarán a utilizar el nuevo observatorio.
Universo frío
A los cuatro detectores del observatorio les llegará la luz infrarroja de los cuerpos muy fríos del universo. Serán, sobre todo, nubes de gas interestelar, impenetrables para otros telescopios, en que deben estar formándose estrellas, como se formó el Sol hace 5.000 millones de años; también se apuntará el ISO hacia galaxias lejanas en formación cuyo interior es prácticamente opaco para la luz visible. Tal vez se encuentren nuevos planetas, cuerpos muy fríos. "Si apagamos la luz en esta sala, un detector infrarrojo- les vería a ustedes perfectamente en, la oscuridad, es una tecnología normalmente utilizada por los militares", decía ayer un astrónomo en Villafranca.Sin embargo, en astronomía sólo el telescopio IRAS, hace 12 años, abrió una ventana al infrarrojo. El ISO será capaz de ver detalles con una resolución muy superior a su antecesor.En el diseño y construcción de los ultrasensibles instrumentos han participado 10 países europeos, incluida España, que aporta un aparato desarrollado en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Es un dispositivo que separa la luz infrarroja en longitudes de onda para que los astrónomos la analicen. Bryan Taylor, responsable de astrofísica en, la ESA, también destacó ayer en Villafranca la aportación española en la construcción del satélite, de mano de tres empresas: CASA, Crisa y Technológica.
El ISO recorrerá cada día una órbita elíptica con una aproximación máxima a la Tierra de 1.000 kilómetros y un alejamiento de 70.000 kilómetros. En esa trayectoria, tendrá 16 horas diarias de observación. EE UU y Japón disfrutarán cada uno media hora diaria de tiempo a cambio de ayudar en el seguimiento del satélite; el resto del tiempo corresponde a los científicos que han hecho los detectores y, sobre todo, a aquellos cuyas propuestas han sido seleccionadas."Un millar de astrónomos, en 800 programas, harán unas 2,0.000 observaciones con el ISO. No habrá otro telescopio infrarrojo hasta el 2006, cuando la ESA lance el FIRST", explicaba la semana pasada en Kourou Martin Kessler, director científico del proyecto ISO.
La 'nevera volante'
El ISO mide 5,3 metros de longitud, 3,5 de diámetro y pesa dos toneladas y media, incluidos los 2.100 litros de helio líquido que mantienen los instrumentos a una temperatura de 271 grados bajo cero. No en vano le han llamado la nevera volante. Por unas válvulas especiales que trajeron de cabeza a los ingenieros y que motivaron un retraso de dos años, salen cinco miligramos de helio por segundo enfriando los equipos como se enfría la piel cuando se evapora la colonia."El espejo no es muy grande, 60 centímetros de diámetro, pero va recubierto de oro, que emite muy poco en infrarrojos". El coste de la misión asciende a 850 millones de dólares (100.000 millones de pesetas), a los que hay que añadir los instrumentos científicos que corren por cuenta de los institutos implicados.
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