Helena pop
Grandes aclamaciones, vítores y ladriditos juveniles, con silbidos de admiración, acogieron esta versión de La bella Helena; aparte de que sean habituales las muestras de entusiasmo pata este equipo, habría que pensar en que habían alcanzado él nivel su ficiente de vulgaridad y mal gusto como para halagar al público. Habrá que verlo en días sucesivos; o preguntarlo, porque yo, personalmente, no volveré, aun que tampoco formé parte de los ofendidos y aburridos que se fue ron entre las dos partes. José Carlos.Plaza, Ana Belén, Mariano Díaz, Molina Foix, son nombres muy prestigiosos, justamente, en varios campos artísticos españoles; ello mismo debería ha berles llevado a respetar un poco mas -o, por lo menos, algo- a sus antepasados gloriosos. Offenbach fue un gran músico, de admiración incesante: músico de gran orquesta, de lenguaje escénico; fino, elegante, incluso delicado (Rossini le llamó "el peque no Mozart de los Campos Elíseos": era adecuado) cómo sus libretistas. Un poco frescos, eso sí; con picardía. Aunque fuera un antiguo cantor de. sinagoga, aun que estuviera casado con la hija de un carlista español (Alcais), se tomaba a broma reyes y dioses, maridos y mujeres, amores. y amoríos.
La bella Helena
Libro de Meilhac y Halévy. Música de Offenbach (1864). Versión del libreto y letras de canciones: Vicente Molina Foix. Versión musical: Mariano Díaz. Intérpretes: Ana Belén, Pedro Ruy Bias, Benjamín Barrington, Francisco Maestre, Juan Carlos Martín, Juan Cánovas, Carlos Manzanares, Emilio Webo, Osky Pimentel, Denise Perdikidis, Doris Calés, Arabia Martín, Maisa Hens. Músicos: Antonio Calero, Javier Saiz, Osvi Greco, Luis Fernández, Andreas Prittwitz, Mariano Díaz. Directores musicales: Mariano Díaz y Juan Cánovas.Vestuario: Pedro Moreno. Coreografía: Debra Greenfield. Iluminación y espacio escénico: Francisco Leal. Dirección: José Carlos Plaza. Teatro Albéniz, 16 de noviembre de 1995.
Mal gusto
La gran orquesta que necesita se ve aquí transformada en un grupo pop. Suena muchas veces bien, pero demasiado. La amplificación es fuerte, de discoteca; para los instrumentos y para los intérpretes, que llevan la prótesis de los micrófonos en la cabeza y el cuerpo: mal asunto para una ópera, por cómica que sea. Y para la estética, que, por otra parte, no es abundante: ropas y decorados están en el mismo estilo pop, si es que eso existe -las columnas corren continuamente de un lado a otro del escenario, y en general' ' todo tiende al mal gusto. No es que yo sea partidario de lo que se llama con tono peyorativo "el buen gusto", pero lo soy menos del malo.Hay algunas buenas voces. La de Ana Belén ya se conoce; y es mejor en sus canciones. La de Benjamin Barrington es excelente; podría ser mejor su interpretación. El peso del libreto recae sobre Francisco Maestre, que es muy buen actor; las alusiones que tiene el original a temas de su actualidad se han perdido y no han sido sustituidas por otras .
Regreso al principio: pese a todo, el entusiasmo funcionó.
Babelia
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