_
_
_
_

Marruecos celebra el 20º aniversario de la Marcha Verde sin Hassan II

El Aaiún, la capital administrativa del antiguo Sáhara español, celebró ayer en la intimidad el 20º aniversario de la Marcha Verde. El rey Hassan II no asistió a los actos de conmemoración debido a su delicado estado de salud, provocado por una infección respiratoria, pero en un mensaje radiotelevisado amenazó anoche con suspender el referéndum sobre el Sáhara si se establecen nuevas condiciones.

"Estamos comprometidos con el proceso de paz adoptado por el Consejo de Seguridad de la ONU ( ... ) Si hay un intento de saltarse alguna de las condiciones estipuladas en el proceso, entonces no habrá referéndum", advirtió el monarca en una breve alocución por radio y televisión."El soberana viajará en cuanto pueda al Sáhara", repetían ayer por la mañana altos funcionarios de la Administración marroquí, bajo un sol de justicia, en una de las plazas principales de la ciudad, mientras una pequeña banda militar atacaba de forma estridente el himno nacional y dos soldados izaban la bandera marroquí.

Una masa compacta, constituida por todo tipo de funcionarios, militares y algunas decenas de curiosos, acompañó con un respetuoso silencio el recorrido de la bandera -roja con la estrella verde- hacia el extremo del palo.

Todo había sido minuciosamente estudiado. Los muros de las calles fueron repintados en amarillo o blanco, se reconstruyó. el firme de asfalto de algunas avenidas o carreteras, se replantaron ciertos árboles y fueron escondidos o_apartados de las vías públicas los habituales pedigüeños y los parados que deambulan normalmente por el centro de la ciudad sin rumbo fijo.

Incluso, los soldados y los empleados de la ONU que trabajan en el proceso de referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental habían sido obligados a abandonar los dos grandes hoteles de la ciudad -el parador y el Massita-., en los que se encuentran albergados desde hace más de cuatro anos, para permitir el alojamiento del soberano y de su séquito.

El viaje del rey al Sáhara Occidental había sido anunciado por el propio Hassan II en un discurso pronunciado el pasado agosto. El desplazamiento,. que como máximo duraría dos. días, iba a constituir su tercera visita a la región tras las efectuadas en 1979 a Villacisneros, en 1985 al Aaiún y en 1992 a Smara.

Pero, sobre todo, desde el punto de vista político, las autoridades pretendían convertir la gira del monarca en un "referéndum espontáneo y popular", con el que se "confirmara la marroquinidad del Sáhara", minimizando el referéndum impulsado por la ONU. Pero nada de eso ha sido posible. Oficialmente, la en fermedad del rey Hassan II lo ha impedido.

"¡Viva el rey Hassan II. Viva la marroquinidad del Sáhara!", repetía sin cesar uno de los jóvenes saharauis que acompañó el cortejo de las autoridades locales en las inauguraciones de obras o construcciones. En algún momento el ciudadano se quedó gritando en solitario frente a los responsables locales, como si tratara de perdonarse un antiguo error cometido el pasado verano, cuando se encerró en la Embajada de España en Rabat y pidió asilo político porque "estaba cansado de vivir en mi país y pretendía recuperar el pasaporte".

Ayer, las autoridades acogieron con respeto los gritos del saharaui, se olvidaron de su encierro en la Embajada de Rabat y el incidente al que pusieron fin los bomberos cuando lo sacaron por la fuerza de la cancillería española para dictaminar luego que se trataba de un enfermo mental bajo tratamiento psiquiátrico.

Todo parece indicar que este hombre de 32 años, licenciado en Hispánicas, en Derecho Comparado, director del semanario La Voz del Sáhara, funcionario del Gobierno Civil y traductor jurídico de la representación española en la capital saharui, ha sido también amnistiado.

"Ese día no fui a clase"

F. S. "El 6 de noviembre de 1975 me quedé sin escuela y me volví a casa". Éste es el recuerdo de un hombre, hace 20 años un niño, convertido en aquella época en testigo privilegiado del proceso de descolonización en el Sáhara Occidental. Lo vivió todo desde su casa, en el barrio de Colominas, en El Aaiún, junto con sus padres y sus otros diez hermanos, mientras el Ejército español había cercado las zonas de la ciudad donde vivían los indígenas con carros de combate y alambres de espino.

La noche anterior, la del 5 de noviembre de -1975 el rey Hassan H, desde un estudio de radio improvisado en Agadír, había intentado tranquilizar a la población saharaui, al tiempo que arrancaban los 350.000 voluntarios que se concentraban en el puesto fronterizo de Tarfalla. "Mañana tú cruzarás la frontera. Mañana emprenderás tu marcha. Mañana disfrutarás de una tierra que es tuya. Palparás las arenas que son tuyas ( ... ). Si te encuentras un español, civil o militar, intercambia con él un saludo e invítalo bajo tu tienda a compartir tu comida" aseguraba el rey a través de las ondas.

El hombre parece haber olvidado aquellos momentos de pánico, provocado por la salida de los españoles y la llegada del Ejército marroquí. Ayer, 200 aniversario de la marcha verde, todo lo que recuerda es que "fue un día sin clase".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_