Millares de israelíes rinden homenaje a Isaac Rabin

Eran decenas de millares y marcharon en silencio ayer en Jerusalén. Sollozando desconsoladamente unos, inclinando la cabeza y musitando plegarias otros. En el ambiente de dolor que vivía ayer Israel tras el asesinato del primer ministro, IsaacRabin, a manos de un estudiante judío, el sábado por la noche, era imposible disimular el gran trauma que se ha apoderado del Estado judío. Lo que resultaba más visible al pie del catafalco sobre el cual descansaba el sencillo ataúd de pino cubierto con la bandera israelí, en la capilla ardiente erigida en los predios de la Kneset, era que los israelíes permanecen en un estado de profunda consternación e incertidumbre. Bill Clinton, Felipe González, Hussein de Jordania y Hosni Mubarak serán algunos de los más de 40 líderes que asistirán hoy, bajo fuerte protección policial, al entierro, que tendrá lugar en el monte HerzI, donde yacen otros padres de Israel. Los dos primeros (González, en representación de la Unión Europea) hablarán durante la ceremonia para rendir homenaje a Rabin y defender la continuidad del proceso de paz.

Jacques Chirac (Francia), John Major (Reino Unido), Helmut Kohl (Alemania), Víktor Chernomirdin (Rusia) y Oscar Luigi Scalfaro (Italia) son algunos de los líderes europeos que asistirán hoy en Jerusalén al entierro de Rabin. Sus mensajes, al igual que los de otros dignatarios, como el Papa y el presidente ruso, Borís Yeltsin, insisten en la condena al terrorista asesino y en la necesidad de que el magnicidio no detenga o ralentice el proceso de paz sino que, en todo caso, le dé nuevo impulso. Algunos de ellos destacan de Rabin su doble carácter de hombre de guerra y de paz y cómo, con su visión de Estado, apostó por esta última cuando llegó el momento. Unos 10.000 policías y militares han sido movilizados para asegurar la protección de los dignatarios extranjeros.El líder palestino, Yasir Arafat, que condenó enérgicamente "este horroroso crimen", anunció, a través de un portavoz en Gaza, que no acudirá al funeral por razones de seguridad y para no provocar las iras de los ultraortodoxos israelíes. El propio Gobierno israelí ha sugerido que la presencia del líder palestino no sería oportuna.

¿Quién lo hubiera pensado? ¡Un judío que asesina a nuestro primer ministro!", dijo una mujer que acudió al velatorio con sus tres hijos. "Hemos crecido temiendo a la violencia árabe. La muerte de Rabin nos enseña algo que nunca quisimos aceptar: vivimos en una sociedad dividida en cuyo seno anida un temerario sector de fanáticos y asesinos", agregó secándose las lágrimas.

Mientras funcionarios israelíes preparaban el entierro de Rabin en el cementerio del monte Herzl hoy por la tarde, el Gobierno interino presidido por el ministro de Exteriores, Simón Peros, estaba abocado a enviar a los cuatro vientos señales claras de que se propone continuar con más ahínco que nunca el proceso de paz con los árabes. "No nos queda otro vía que seguir por el gran camino abierto por un gran líder", declaró Peros tras una reunión de emergencia del Gabinete en la madrugada del domingo.

El líder del bloque opositor Likud, Benjamín Netanyahu, visiblemente compungido, declaró que no cuestionará la confirmación de Peres, y condenó con su usual vehemencia el asesinato de su máximo adversario.

Centenares de personas realizaron una improvisada vigilia con velas durante la madrugada del domingo frente al edificio donde vive la familia del asesinado primer ministro. Su esposa Lea, agradeció ayer emocionada la concentración.

Rabin será sepultado entre la tumbas de dignatarios y héroe israelíes. Será una ceremonia sencilla pero que concitará la atención de todo el mundo, dada la impresionante lista de líderes que han comprometido su asistencia. Además de los presidentes de Estados Unidos, Bill Clinton; Francia, Jacques Chirac; el primer ministro británico, John Major, y el presidente del Gobierno español, Felipe González entre muchos otros dirigentes de mundo occidental, destacará la presencia del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y del rey Hussein de Jordania.

La llegada de ambos líderes ayudará a reforzar la idea de que Israel ya no está aislado del mundo árabe y que sus socios en el proceso de paz están, al igual que Rabin, dispuestos a tomar grandes riesgos políticos para impulssar la campaña de reconciliación.