De usía

Joe Henderson siempre está a la última, sin necesidad de ajustar su paso sereno a moda alguna: siempre es uno, indivisible, constante, demoledoramente y seguro de sus infinitas capacidades, dueño de la perfección fértil que nunca molesta.La esmerada técnica de Helio Alves le permitió disimular cierta tendencia a concluir los solos con acordes nerviosos de dudosa inspiración brasileña. Mucho más carioca resultó la batería del fenomenal Paulo Braga. Nilson Matta lució una técnica segura y una considerable imaginación.

Por delante de tan solvente equipo, la quietud de Hendenrson brilló con solemnidad de escultura clásica. El saxo tenor encajó en su figura ascética como el disco en el Discóbolo o la sonrisa ambigua en La Gioconda.

Maravilló en un dúo con Alves sobre Happy madness y consiguió el milagro de silenciar por completo las barras de bar de la sala con un impresionante Lush fife en solitario.

Sin dejar que el público se repusiera de la impresión atacó. Recorda-me, una composición original de juventud que ya revelaba su temprano interés hacia la música brasileña. Su peculiar saludo, elevando el saxo como si apurase el último sorbo de música, despidió una noche memorable que obligará a seguir tratándole de usía.