El arte, sepultado por el BOE
La nueva Ley de Contratos de las Administraciones Públicas incrementa la burocracia en el mercado cultural
A los cinco meses de la entrada, en vigor de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, el arte sufre el asedio de las páginas del Boletín Oficial del Estado. "Cada año hay más burocracias y mas gaitas", dice Jesús Macarrón, de la firma especializada en transporte y montaje de exposiciones. "Bloquea la calidad y se verá más en el futuro", según Gloria Moure, directora artística del Centro Gallego de Arte Contemporáneo. "Nos adaptamos con facilidad", asegura Enrique Linde, subsecretario del Ministerio de Cultura.El inicio de la temporada artística ha chocado con los 219 artículos de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, que sustituye a la anterior de Contratos del Estado, para adecuar la legislación interna al ordenamiento jurídico comunitario sobre contratos de obras, suministros y servicios. En el ámbito del Ministerio de Cultura, afecta desde las inversiones en la conservación del patrimonio -se gastan 250.000 millones al año- hasta las actividades de centros y museos.
Tomás Paredes, comisario de la exposición de Francisco Arjona en el Palacio de Velázquez, de Madrid, está de acuerdo en la transparencia de la Administración, pero pudo comprobar que el exceso de legalismo no solucionaba los problemas prácticos que plantea la preparación y el montaje de una muestra.
El director del Centro Nacional de Exposiciones, Fernando Perera, reconoce que ha habido retrasos en las inauguraciones de muestras por la mayor complejidad de la ley. "La ley es positiva, respeta el pluralismo en la cultura, pero también tiene el efecto contrario de ser más pesada en los trámites y plazos más largos. Hay más papeles y molestias, aunque apoya a que las cosas se hagan mejor". El subsecretario de Cultura, Enrique Linde, dice que en las próximas semanas se hará una evaluación técnica de la ley. "No sufrimos ningún quebranto importante".
Una exposición de arte requiere entre 10 y 15 contratos o relaciones jurídicas, con aspectos relacionados, por ejemplo, con el transporte, embalajes, comisariado, seguros, catálogo, publicidad, instalaciones. Jesús Macarrón dice que el proceso anterior era más flexible. "En el mundo artístico hay cosas impredecibles y condicionamientos técnicos que no se tienen en cuenta". Gloria Moure lamenta la "rigidez y burocratización", que deja poco margen en el arte contemporáneo, "donde se trabaja sobre la marcha".
Los plazos y condiciones de los contratos también afectan a las publicaciones. Santiago Saavedra, director general de El Viso, señala que los catálogos se programan con unos plazos cortos, que superan los requisitos de los concursos, sobre todo cuando se trata de una edición compleja y en un campo donde las editoriales de arte tienen que competir con grandes imprentas.
El gerente del Museo Nacional Reina Sofia, Alfonso Luengo, considera que la nueva ley no tiene demasiadas novedades y no cambia tanto el marco general. "La gestión artística. se irá adaptando a la gestión administrativa". Señala que la ley ejerce un control más riguroso del gasto público, al desaparecer la contratación directa. "A los comisarios de exposiciones les cuesta adaptarse a la maquinaria administrativa. Al hacerse todo por concurso, los plazos a veces se imponen sobre la programación. La ley es buena para todos, ofrece mas garantías, da claridad y transparencia".
"Concurso para todo", resume un jurista, que observa el vaivén, "fruto del abuso", desde la adjudicación directa y a dedo al otro extremo, lleno de requisitos y cautelas.
Babelia
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