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Alemania y Holanda se cierran en banda a las concesiones agrícolas de la UE para Marruecos

Xavier Vidal-Folch

Los embajadores de Alemania y Holanda se cerraron ayer en banda. Se opusieron férreamente -Bélgica también, aunque con menor intensidad- a las concesiones agrícolas a Marruecos negociadas por la Comisión Europea. El libre acceso de 3.000 toneladas de flores cortadas les quita el sueño. Esta resistencia pone en peligro el acuerdo de pesca, que se ha negociado paralelamente y ya está ultimado. Los ministros de Asuntos Exteriores de los Quince tendrán que dirimir la cuestión, que ha tomado dimensión política, en su reunión del próximo lunes.

A los ricos países industriales liberales les duele en el alma el liberalismo cuando afecta a sus bolsillos y reniegan de su credo por la entrada en sus mercados de unas cuantas flores. Tanto o más que a los países agrícolas intermedios, siempre criticados por proteccionistas, como Francia o España.Éste fue ayer, en síntesis, el espectáculo que ofrecieron los embajadores de los Quince socios de la Unión Europea, reunidos en el Coreper (UE), para desbrozar la aprobación del acuerdo de asociación con Marruecos. El compromiso de acuerdo establece (ver EL PAÍS del día 19) una zona de libre cambio industrial y de servicios -beneficiosa en primer término para los países más desarrollados- a cambio de unas limitadas concesiones agrícolas y de notables ayudas financieras. El desaguisado deberán resolverlo los superiores jerárquicos de los embajadores.

Abrió el turno, como presidente, el embajador español, Javier Elorza, advirtiendo que Rabat está en posición flexible, pero deben evitarse los retrasos. Dijo que el presidente del Consejo, Javier Solana, hará cuanto esté en su mano para ratificar el acuerdo el lunes y recordó que España ha sido el país que más ha sufrido por las relaciones. con Marruecos.

Encontró enseguida el apoyo de los países nórdicos -quienes consideraron "equilibrado" el pacto- y de Francia, por boca del embajador Pierre de Boissieu. Boissieu recordó a los recelosos que "España ha pagado este acuerdo a un precio bilateral excepcionalmente caro". El francés subrayó que su país sale perjudicado en tomates y patatas, pese a lo cual está dispuesto a "hacer un esfuerzo". Lo que se dirime, añadió, es saber "si hay o no voluntad política de llegar al acuerdo". Corre prisa, "porque entre tanto puede agravarse el conflicto de la pesca y generar un problema de orden público en España".

Frente a estas posiciones se alzaron holandeses y alemanes. Holanda consideró excesivo aumentar él contingente de 1.500 toneladas de flor cortada a 5.000, se quejó además de la ampliación del periodo de entrada del tomate (a los meses de octubre y abril), y anunció que su ministro defenderá la misma posición el lunes.

"Acuerdo desequilibrado"

El representante alemán fue aún más lejos, quejoso de las concesiones en patatas y flores. "No compartimos la postura de los nórdicos", alertó. Insistió en que el acuerdo es desequilibrado e incluso aludió a que "generará desempleo" en su país. "Para nosotros es un tema político", advirtió. Se mostró escéptico de que los ministros lleguen a un acuerdo el lunes e instó a los demás a no presionar, para lo que pidió que el tema se debata en sesión restringida.

El director general de la Comisión, Guy Legrá, repudió tanta cicatería. Recordó que los ministros aceptaron hace tiempo el esquema del acuerdo. Y afirmó que las concesiones propuestas a Marruecos en tomate y patatas "ni siquiera alcanzan la mitad de lo que pedía Rabat". Sostuvo, además, que las repercusiones en el capítulo de flores cortadas se dejarán sentir más en Francia que en Alemania u Holanda.

A medio camino de ambas posiciones se situaron los otros países. Quejosos de las repercusiones sectoriales que más les afectan, pero en general a favor, del acuerdo. Fue el caso de Italia, que dijo sentirse perjudicada en todos los renglones, pero aún así se mostraba favorable. O de Portugal, la única perjudicada por las concesiones de sardina envasada. O de Grecia, que consideró bajo el precio de entrada de las naranjas, marroquíes. O de Irlanda, inquieta por sus tomates y patatas. Pero los partidarios del acúerdo -estos últimos, junto con Suecia, Finlandia, Dinamarca, España, y Francia- son clara mayoría. La Comisión podría, en teoría, prescindir de los renuentes, puesto que es quien negocia. Pero eso es políticamente complicado. De forma que todo queda para el lunes.

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