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50 AÑOS DE LA ONU

Castro vuelve al centro del escenario mundial

El líder cubano habla ante la ONU mientras dialoga con el Vaticano y negocia contratos millonarios

Fidel Castro regresa hoy a la tribuna de la Asamblea General de las Naciones Unidas de Nueva York tras una ausencia de 16 años, está vez triunfalmente, como estadista veterano, internacionalmente comprometido con un diálogo sin precedentes con el Vaticano y con tratos multimillonarios con inversores capitalistas de todo el globo.Aunque la sede de la ONU, donde está previsto que hable Castro el Día de las Naciones Unidas con ocasión del 50º aniversario de la organización mundial, se encuentra enterritorio norteamericano, EE UU apenas reconocerá su presencia y continuará obstinadamente su batalla de 36 años para derrocarle como líder de Cuba Todo esto supone un escenario diplomático surrealista, en el que Washington se encuentra casi completamente solo en su quisquillosa actitud hacia La Habana al seguir aplicando un embargo económico contra Cuba (que los republicanos del Congreso quieren intensificar todavía más). La semana pasada sin ir más lejos, Castro asistió a una reunión de jefes de Estado y de Gobierno de Latinoamérica, Portugal y España en San Carlos de Bariloche (Argentina), en la que se instó a EE UU a que levantase el embargo. Para Castro, la aparición en Nueva York -que incluye la asistencia a una acto en el Lincoln Center, funciones sociales elegantes y, posiblemente, una reunión con el cardenal John O'Connor- marcará el final de una larga trayectoria desde paria revolucionario vestido de verde hasta un igual entre presidentes, reyes y primeros ministros del acaudalado Norte y del empobrecido Sur de este mundo. (Y los observadores de Fidel apuestan sobre si llevará su tradicional uniforme militar o el traje oscuro que empezó a ponerse este año en Europa Occidental).

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Ironías de la revolución

Castro ha recorrido un largo camino desde su primera visita a la ONU, en 1960, cuando se alojó con su delegación en un hotel de Harlem, donde comió pollo cocinado por ellos mismos, y la segunda visita, en 1979, cuando Castro era el desafiante presidente del Movimiento de Países No Alineados y sus tropas participaban en sangrientas guerras en Angola y Etiopía junto a los ejércitos marxistas.

Ahora, Castro se dirigirá a la Asamblea General como portavoz tranquilo e imperturbable a favor de la paz y la justicia social, y hablará desde el mismo podio en el que el papa Juan Pablo II -que se ocupa actualmente de establecer contactos cada vez más fuertes con el régimen de La Habana y que también predica justicia para el Tercer Mundo- habló hace tres semanas. Si la discreta y delicada diplomacia entre ambos continúa evolucionando satisfactoriamente, cabe la posiIbilidad de que el Papa visite Cuba en febrero y dé más legitimidad a Castro. Este mes, de camino a EEUU, el Pontífice creyó conveniente indicar a los periodistas que las relaciones entre Cuba y la Iglesia católica romana estaban mejorando, y señaló intencionadamente que todavía no había recibido ninguna invitación para ir a la isla. Juan Pablo II no hace comentarios a la ligera.

El Papa espera contribuir a crear un clima en el que los futuros cambios en Cuba se desarrollen pacíficamente -como hizo en el contexto de Europa del Este en 1989- y se sabe que dio a conocer sus puntos de vista al presidente Clinton cuando ambos se reunieron en privado a la llegada de Juan Pablo II a Newark (Nueva Jersey) el 4 de octubre. Posteriormente, la Casa Blanca comentó que la "enorme autoridad moral" del Papa podría ser un "factor importante" en la transición cubana.

De la forma más básica, la peregrinacion de Castró a las Naciones Unidas señala el triunfal final de la última fase de la historia de la revolución que inició en Cuba el 1 de enero de 1959, cuando sus guerrillas derrotaron a las fuerzas de Fulgencio Batista, un dictador a la vieja usanza.

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Ha sido una fase de transición dolorosa y peligrosa desde una dependencia económica y militar prácticamente absoluta de la URSS que terminó con la caída soviética de 1989, hasta la relativa autosuficiencia -con un nivel de vida extremadamente bajo- y los actuales esfuerzos por conseguir un apoyo exterior para la extraña "economía de mercado socialista" de estilo chino que Castro lucha por introducir.

Castro no cree que esta nueva economía sea una contradicción, sino una mezcla útil de propiedad y planificación pública combinada con actividades limitadas del sector privado en la agricultura y el comercio al por menor.. El vicepresidente Carlos Lago, el zar económico de Cuba, me dijo este año que el país había rozado mínimos en 1994, tambaleándose como estaba por la pérdida de los 5.000 millones de dólares, (unos 63.000 millones de pesetas) anuales del subsidio soviético, y que la situación estaba empezando a mejorar.

Por supuesto, esto no deja de ser un acto de equilibrismo, pero Castro tuvo la inteligencia de reunir a un equipo de políticos brillantes y jóvenes -que le eran completamene fieles, pero que disfrutaban de una considerable liberad-, que recorren el mundo para construir nuevos puentes para Cuba.

Además del, vicepresidente Lago (que tenía ocho años en la época de la revolución), el equipo cuenta con el ministro de Asuntos Exteriores, Roberto Robaina; el ministro de Economía, José Luis Rodríguez, y el viceministro de Asuntos Exteriores, Fernándo Remírez de Estenoz, que este mes se ha convertido en director de la Sección de Intereses Cubanos de Washington en un intento de mejorar la calidad de la presencia del régimen en esta ciudad. El presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, ex ministro de Asuntos Exteriores y todavía principal consejero de Castro sobre EE UU, forma parte del equipo, aunque pertenece a una generación "intermedia". De la antigua guardia revolucionaria, sólo el hermano de Castro-, Raúl, de 67 años, que. es vicepresidente y ministro de Defensa, conserva una posición de poder.

Castro no sólo cree que él y su revolución pueden sobrevivir indefinidamente, sino también que Cuba, bajo su régimen, tiene un futuro razonablemente prometedor y da por hecho que el resto del mundo le ayudará a resistir. Tras cumplir 69 años en agosto, Fidel sigue tan optimista e imaginativo.

En el extraño mundo de las percepciones políticas, Castro ha llegado a ser aceptado intemacionalmente como un superviviente porque ha sido capaz de - sobrevivir a la muerte de la Unión Soviética desafiando la corriente general. Por eso, Latinoamérica, que siempre había mantenido una secreta historia de amor con el antiyanqui Fidel, fue la primera en abrirle los brazos, esta vez públicamente.

En los últimos cuatro años, Castro ha sido invitado de honor en la investidura de media docena de presidentes latinoamericanos elegidos democráticamente -aunque no cree personalmente en las elecciones ni en la libertad democrática- y actualmente Cuba mantiene relaciones diplomáticas plenas con todas las naciones latinoamericanas, excepto con tres.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos ha propuesto que Cuba, expulsada en 1962 bajo presión estadounidense, sea readmitida. Y en agosto, Castro participó en igualdad de condiciones en la cumbre de dirigentes caribeños celebrada en Trinidad. Ya no es considerado una amenaza, sino un socio interesante. México ha invertido en la compañía telefónica cubana y es posible que una empresa brasiléña participe en la finalización de una central nuclear que los soviéticos nunca terminaron.

Rusia también ha vuelto a aparecer en escena. Por el tratado firmado este mes en La Habana entre Raúl Castro y el viceministro ruso Oleg Soskovets, Rusia cambiará 10,5 millones de toneladas de petróleo por cuatro millones de toneladas de azúcar y cooperará con la empresa brasileña, una compañía alemana y un banco británico para completar la central nuclear de Juragua.

La Unión Europea negocia actualmente un acuerdo comercial con Cuba. Empresarios españoles llevan años invirtiendo en la infraestructura hotelera cubana, y desde el mes pasado, con la promulgación de una nueva ley de inversión (que permite la propiedad extranjera total en todos los proyectos excepto los de defensa y educación), se espera que aumenten las inversiones internacionales.

En la conferencia de enero del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), el vicepresidente Lago despertó un inmenso interés en empresas de todo el mundo, entre ellas algunas norteamericanas, aunque las inversiones de EE UU sigan prohibidas en virtud de la Ley de Comercio con el Enemigo, vigente desde 1062.

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