Los atléticos se divierten
Los casi eternos sufridores atléticos fueron los únicos del cotarro que se lo pasaron debuten ayer en la función taurina venteña. Fue merced al triunfo de su equipo, que conocieron a través de los transistores y gritaron conforme caían los goles a favor de los rojiblancos, cada dos novillos aproximadamente. El resto de la parroquia muy pocos motivos encontró de divertimento, y mucho menos el gran número de partidarios que allegaron los foráneos Canales Rivera y Rafaelillo, a los que sus respectivos ídolos no compensaron la hartá de kilómetros que se metieron desde tierras andaluzas.
El caso del pequeño Rafaelillo fue peor, ya que flotó sórdido, zopenco y embarullado utilizando el descomunal capotón y la pañosa cual sayo de velarte frente. al bragado tercero. Con el castaño y bocinero sexto, manso pero sin peligro, todavía empeoró, lo cual es muy meritorio con lo mal que había estado en el anterior. Porque, además, estuvo a merced de este animal que cerraba la plomífera tarde, con los papeles, y su futuro cartel aquí, absolutamente perdidos.
Toril / Canales, Uceda, Rafaelillo
Novillos de El Toril: bien presentados y manejables en general; 4º encastado, 5º y 6º mansos y nobles. Canales Rivera: pinchazo sin soltar y estocada (ováción); pinchazo y estocada (división al saludar). Uceda Leal: estocada tendida (ovación); pinchazo y media tendida (silencio). Rafaelillo: tres pinchazos y estocada caída (silencio); pinchazo, estocada corta perpendicular y estocada desprendida (silencio).Plaza de Las Ventas, 8 de octubre. Media entrada.
No se comprende, tan verderón como semeja este murciano recriado y formado táuricamente en Navas de San Juan (Jaén), que a sus 16 años, y con escasísimos festejos en su haber con los de aúpa -que, por cierto, ayer actu7aron tan pésimamente como de- costumbre y cometieron sus habituales tropelías- se jugara tan tontamente la baza de Madrid para disparar en salvas.
Rabia novilleril
Canales Rivera brilló sólo cuando, con rabia novilleril, apostó por el valor y se echó de hinojos para, recibir al albardado cuarto. Así inició su labor muleteril, pero la codicia del bicorne le desbordó cuando el coletudo se puso en pie y el espectáculo se quedó en puro y vacuo arrebato, rayando la vulgaridad pegapasista. Con el mugiente primero no pasó de esturrear pases aseaditos pero faltos de ligazón.El madrileño Uceda Leal, que paradójicamente encontró menor apoyo en los tendidos, alboreó una impresionante media de corte frascuelino, dos series de naturales y varias trincheritas ribeteadas de sentimiento en el segundo, cuyas magras fuerzas restaron importancia a esta labor pulcra pero pelín fría. Mas con el mansote y nobilísimo quinto no hubo acople y sí nueva decepción. Al final, coletudos y público se marcharon cabizbajos, mientras un hincha les recomendaba: "Haceos del Atléti y disfrutaréis... por ahora."
Babelia
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