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Marruecos acepta una duración de cuatro años para el acuerdo pesquero con la Unión Europea

Xavier Vidal-Folch

Dos, de los cuatro grandes obstáculos que se interponían entre la Unión Europea (UE) y Marruecos para llegar a un consenso sobre el nuevo acuerdo pesquero se han difuminado. El Gobierno de Rabat ha aceptado en principio que el acuerdo tenga una duración de cuatro años -en lugar de tres- y ha rebajado, aunque de manera insuficiente, sus pretensiones de compensación financiera. Sin embargo, persisten las diferencias sobre la reducción de capturas y el desembarque obligatorio del pescado en puerto marroquí, aunque ya son bastante menores.

La aceptación de que el acuerdo tenga una vigencia de cuatro años y que no sea revisable antes de su caducidad es "extraordinariamente importante", según fuentes involucradas en la negociación. Ésta se está desarrollando mediante contactos discretos, tanto entre Rabat y Bruselas como en el interior de los Quince, y de forma paralela con la negociación del acuerdo de asociación: si la comisaria de Pesca, Emma Bonino, se ha entrevista do en las últimas semanas con Hassán II, Felipe González y José María Aznar, el responsable del Mediterráneo (y por tanto del acuerdo de asociación) Manuel Marín, lo hizo ayer con el presidente del Gobierno. La vigencia cuatrienal permite que la obligada reconversión de la flota española se realice a un ritmo "más absorbible". Pero además, y esto es lo más sustancial, supone que las cifras de reducción de capturas se establecen ano a año durante el cuatrienio: es decir, el porcentaje de reducción que se acuerde debe alcanzarse en el cuarto año, y no desde el principio, con lo cual, la disminución de las capturas será menos drástica. Todavía queda por dilucidar si su ritmo será lineal o progresivo. Es decir, si por ejemplo, en el primer año la disfunción será menor, lo que facilitaría la reconversión pendiente.El otro capítulo en que Rabat ha flexibilizado sus reivindicaciones es el de las compensaciones financieras. Éstas ascendieron a 16.000 millones de pesetas durante el anterior pacto, cantidad que Bruselas está dispuesta a desembolsar, aunque pague "lo mismo por pescar menos". Rabat pedía inicialmente triplicar largamente esa cifra, y ahora ha moderado su objetivo.

Por contra, persiste el problema del nivel de la reducción de capturas. En cefalópodos, Rabat insiste en el 45%, contra el 35% que asumiría España. Medios comunitarios insisten. en que es posible Regar a un nivel que satisfaga a ambas partes, pero el regate final, previo a la convocatoria oficial de la séptima ronda, se promete aún duro. Este subsector, el más industrializado, supone el 301/6 de los empleos directos españoles vinculados a los caladeros marroquíes, que ascienden en total a 7.400. En arrastre (23% del empleo), palangre (otro 23%) y diversos como cerco o merluza negra, entre otros, (el restante 240/6), los recortes serán menores. La periodificación de las reducciones y la expectativa de nuevos ajustes por parte marroquí han suavizado el dramatismo de este capítulo.

Donde el pulso está más enconado es en el desembarque de las capturas en puerto marroquí. Aunque Rabat ha rebajado su postura inicial -ahora pide que alcance entre un 30% y un 40% de la mercancía, en lugar del

100%-, en España se siente "repugnancia" por obligar a los empresarios, aunque no si fuera voluntario: quizá aceptaría una cuota obligatoria simbólica.

La paralela discusión del acuerdo de asociación puede acabar de engrasar el polémico acuerdo de pesca. El debate está en el capítulo agrícola, pero en esta ocasión las concesiones serán más compartidas por otros socios de la UE por afectar a distintos productos (no sólo cítricos y tomate, sino también patata y flor cortada) y a, diferentes periodos de exportación.

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