Práctico consenso para llamar euro a la moneda única, según el primer ministro de Irlanda
Todavía no lo afirman rotundamente pero resulta ya evidente que la futura moneda única europea se llamará euro seguida por el nombre de la divisa de cada país ( euromarco, eurofranco...) que, a partir de 1999, acceda a la tercera fase de la Unión Monetaria. El primer ministro de Irlanda, John Bruton, afirmó ayer que existía un "creciente consenso" en tomo a ese nombre que debe ser acordado en la cumbre que la UE de Madrid, en diciembre.
John Bruton dio en La Moncloa una rueda de prensa con el presidente, Felipe González quién debe someter una propuesta sobre el nombre a sus homólogos comunitarios. El jefe del Gobierno español indicó que le parecerá bien la denominación que recoja el mayor consenso.El Tratado de Maastricht habla del ecu (European Currency Unit) como futura moneda común pero Bonn rechaza ahora este apelativo porque, entre otras cosas, esta unidad de cuenta se ha devaluado con relación al marco y la opinión pública alemana la asimila como una divisa débil.
De ahí que su ministro de Hacienda, Theo Waigel, haya propuesto llamarla euro seguido del nombre de cada moneda nacional, como adelantó EL PAÍS. Waigel está convencido de que con el tiempo todos los europeos hablarán simplemente de euro. La proposición alemana goza de una creciente aceptación entre sus socios como pusieron de relieve Bruton y González.
El jefe del Ejecutivo español se mostró reacio, en cambio, a otra idea alemana tendente a endurecer, mediante un pacto entre caballeros, los requisitos de convergencia que figuran en Maastricht para acceder a la moneda única. Es "innecesario dijo, aunque después matizó: "Si alguien lo defiende habrá que escucharlo".
Algunos de los jefes de Gobierno de países que, presumiblemente, no estarán dentro de cuatro años en el pelotón de cabeza de la Unión Monetaria temen que los Estados que sí temen que formen parte del club de incorporados a la moneda única les penalicen limitando sus devaluaciones competitivas o imponiéndoles incluso sanciones comerciales.
Esta preocupación, expresada por el primer ministro británico, John Major, no es del todo compartida por González. Lo que sucederá dentro de cuatro años, vaticinó el presidente español, "no será muy diferente a lo que pasa ahora entre el conjunto de las monedas europeas y el marco".
Felipe González reconoce, no obstante, que la aparición de la moneda única puede provocar en 1999 "una ruptura del mercado único". "Esto hay que evitarlo a toda costa", recalcó.
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