El sacrilegio del 'moai'
Los habitantes de la isla de Pascua se querellarán por los daños que ha sufrido una de sus estatuas tradicionales en Barcelona
Los principales dirigentes de la etnia rapa nui, formada por los descendientes de los habitantes autóctonos de la isla de Pascua, han reaccionado airados ante el daño que ha sufrido en Barcelona un moai, una de sus estatuas tradicionales, durante su descarga para una exposición. En declaraciones a EL PAíS pidieron explicaciones, anunciaron que interpondrán una querella, criticaron el traslado del moai sin consultar a los pascuenses y reclamaron que sea devuelto a la isla de Pascua.Cada uno de estos gigantes pétreos representa la imagen de un antepasado de los pascuenses. Moai significa que está vivo. En lengua rapa nui, se llaman aringa ora, que quiere decir rostro o persona viva.
El pasado jueves, mientras era trasladado para ser expuesto en la Fundación La Caixa, un moai de más de tres toneladas y 3,28 metros de altura sufrió una fisura que casi separó el cuello del tronco.
"Me siento como si le hubieran cortado la cabeza a mi abuelo", dijo a este diario Alberto Hotus, ex alcalde de la isla de Pascua y presidente del Consejo de Ancianos, el organismo que representa la tradición de la etnia rapa nui.
El accidente ha provocado polémica y estupor en Chile. Un grupo de expertos, - incluida la responsable de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos y del Consejo de Monumentos, ha viajado a España para evaluar el daño. Un equipo chileno-español empezó a restaurar el moai a las pocas horas del accidente y este mediodía se presentará la estatua a la prensa totalmente reparada.
"Estoy indignado", manifestó a EL PAIS el alcalde de Pascua, Pedro Edmunds. "Esto es un sacrilegio". Edmunds deplora que la exposición se haya hecho, según él, sin permiso y sin consultar a los pascuenses; critica a la ciudad de La Serena, que prestó el moai sin recordar que era un regalo de la isla de Pascua, y lamenta que "no invitaran a pascuenses a evaluar los daños"". "Nosotros somos los expertos" subrayó.
Un reportaje publicado por El Mercurio señala que el moai dañado en Barcelona fue donado en 1951 por los pascuenses a la ciudad de La Serena, 480 kilómetros al norte de Santiago. En 1973 fue colocado cerca del aeropuerto local y allí "se convirtió en una letrina pública y en un blanco para pedradas y toda suerte de actos vandálicos", relató el conservador adjunto del Museo Arqueológico de La Serena.
"Es algo indignante. Si no lo saben cuidar, devuélvannos nuestro patrimonio" recriminó el alcalde de Pascua. Similar petición formuló Hotus. "Los moai son personajes importantes en la isla. Teníamos derecho a saber cómo se lo iban a llevar. Sabemos que la piedra toba (el material volcánico en el que están labrados) es muy frágil y se quiebra cuando no saben tratarla", dijo Hotus por teléfono. "Le pediré al Gobierno que el moai regrese a la isla de Pascua, al museo", añadió, y anunció que interpondrá una querella.
El presidente del Consejo de Ancianos criticó que los representantes de este pueblo no pudieran vigilar el traslado. "Me invitaron, pero sin pasaje... " explicó Hotus. Y pidió una sanción moral para el Consejo de Monumentos por autorizar la salida del moai sin su consentimiento.
A juicio de Patricia Vargas, la directora del Instituto de Estudios de la Isla de Pascua, que pertenece a la Universidad de Chile, el daño es lamentable". Aunque el moai se puede reparar, "nunca será igual"
Vargas dijo que ignora en qué medida las responsabilidades son compartidas. "Es fácil echarles la culpa a los españoles. Pero uno debe adoptar todas las precauciones para que no haya accidentes". En su opinión, el moai debe ser reparado antes de volverlo a mover.
Según Vargas, la principal causa de deterioro de los moai son las lluvias. Sin haber visto los daños, pero con la experiencia del instituto que dirige, que restauró el ahu (centro ceremonial) de Tongariki, en el que se yerguen 15 moai destruidos por un maremoto en 1960, considera Vargas que la fractura puede ser atribuible a que la estatua perdió parte del aglutinante natural de la toba.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.