Un 'western' pasado por mucha agua

La amistad entre los dos Kevin, el director Reynolds y el actor y productor Costner, comienza en 1985 cuando ambos son unos desconocidos y hacen juntos la comedia de aventuras ¿Dónde dices que vas? Luego prosigue en Robin Hood (1991), una de las menos afortunadas películas sobre el mítico personaje, y la exótica aventura polinésica Rapa Nui (1993), que dirige el primero y produce el segundo, y, al parecer, finaliza tras el tumultuoso rodaje de Waterworld, una atractiva historia de aventuras que ni se comprende por qué ha costado tanto dinero ni por qué se ha metido tanto con ella la crítica norteamericana, la única capaz de hundir una película de un día para otro.Tras una concisa voz de fondo que cuenta que en un lejano futuro las zonas polares se han deshelado y los supervivientes se han acostumbrado a vivir en un mundo acuático, se desarrolla un tradicional western de itinerario, pero convenientemente pasado por agua y con un exceso de violencia que el género no alcanza ni en sus peores momentos.

El característico jinete solitario, que ni se sabe de dónde viene ni adónde va, se ha convertido en un navengante solitario. Sobreponiéndose a su habitual misoginia, se ve obligado a acompañar a una mujer y su hija en busca de Tierra Seca, como si se tratase de un valle paradisiaco donde rehacer sus v'das. Durante el camino su relación varía, pero al final, una vez cumplida su misión, cuando las ha salvado de los ataques de unos indios que en, esta ocasión son piratas motorizados, desaparece en el horizonte.

Filtro acuático

El gran atractivo de Waterworld es que cuenta lo mismo de siempre, el nacimiento del amor entre los protagonistas, una sucesión de enfrentamientos entre el héroe y el malvado de turno, pero lo muestra con unos ojos nuevos, a través de un filtro acuático, con brillantes resultados. Además de que Kevin Reynolds se aparta de sus anteriores películas y consigue hacer una muy bien rodada, logra una interesante introducción de elementos característicos de las películas de piratas en un western que se desarrolla íntegramente en la inmensidad de los océanos.La constante inventiva que es Waterworld, dentro de los habituales esquemas señalados, tiene uno de sus máximos aciertos en la construcción de un mundo hecho con basura, con desechos, donde un puñado de tierra tiene un máximo valor, en el que destaca el muy particular e ingenioso trimarán donde viaja el protagonista.

Frente a un Kevin Costner constantemente enfadado, sobresale Dennis Hopper en el papel de jefe de los malvados, al que sabe dar un personal humor. Aunque tiene más interés la siempre inquietante Jeanne Tripplehorn y la dotada niña Tina Majorino, que no sólo lleva pintado en su espalda el plano que conduce a Tierra Seca, sino que vive un auténtico idilio con el protagonista.